-Me dice.

– Ya me conoces… Odio las cursilerías y testimonios baratos  amorosos. Puede que aburra con esto, pero no puedo evitar pensar en que mori, desde ayer…

Estaba en mi cuarto pensando como siempre, recostado, mirando en mi ventana las nubes, interpretando entre lo amorfo alguna silueta. La casa estaba sola… Hasta que mi hermana llegó con un invitado. Yo corri al baño porque siempre me asusto y no quiero que me vean, además mi ropa era  desechable, después escuche la voz de mi hermana junto con otro tono femenino y supe que se llama Mar. Ingrese rápido a mi cuarto, me recosté, deje la puerta abierta para observar la sala y detallar al invitado. La vi, una chica de estatura promedio, tez pálida y cabello de chocolate, así la note de reojo. A los minutos mi hermana se acercó a mi morada, me dijo que llegó con una amiga, yo le dije que no hiciera desorden, ella me convenció en poner música, así que procedí a hacerlo. Cuando salí uff la detalle mejor, tenía dos perfos en su boca, esta zona es denominada filtrum, la otra en la parte posterior de su labio inferior, me sorprendí de manera qué en común conmigo yo tengo la cicatriz de perfos anteriores, las poseía a los extremos laterales de mi labio inferior. Ella me miró, coqueta, traviesa y circunspecta, preguntó si podía coger una fruta de la cesta, asentí, cogió un durazno y lo mordió, me sentí tan observado que pensé en huir.

Estabamos los tres sentados en el sofá, mi hermana saco de la nevera un vino antaño, bastante añejo.

Alguien tocó la puerta. Eran dos amigos universitarios de ellas, uno de ellos era pareja de mi hermana. 

Aqui entre nosotros no me sentí con esperanzas de por así decirlo flirtear, nunca he sido así, he tenido experiencias con mujeres, pero no soy un estereotipo, he sido coqueto y elocuente algunas veces de manera inusitada, pero sobre todo me siento muy honesto y verdadero con mi forma de ser ante los humanos, eso pienso que se trasmite en silencio… Lo digo porque, Mar trasmite lo mismo, aunque no somos iguales captamos las esencias… Me desvío porque quiero decir ya lo que sucede.

Bebimos del vino, licoro violento, el amigo del novio de mi hermana intento cortejar a Mar, pero ella lo bateó. Todos nos divertimos con mi virtud, ya sabes de poner música deliciosa. Enajenados fluía entre nuestro rostros el arrebol por el maldito vino. Embelesados nos sentamos en el sofá, mi hermana y su novio estaban en el cuarto de ella, el amigo de ellas estaba dormido a mi costado. 

Mar me miró. Me ahogue. Estábamos de frente, podría culpar a la ebriedad pero no, éramos sobrios con una excusa y botellas vacías, sentía hervir nuestras voluntades, mi pecho es testigo que sufría por cada respiración. Mar me tocó. Me inunde. Y como ya sabrás, soy lo que odio. Solo cerré mis ojos y entendí el sabor del durazno.

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