Intento number one

Intento number one

Belen Camuyrano

10/03/2021

Esta historia comienza como muchas otras, una joven jamás besada esperaba el encuentro con otra dulce boca que le otorgue un poco de azúcar a su adolescencia caótica.

Esta chica tenia catorce y hacía dos semanas estaba de novia con un chico que tenía ojos de zorro y cara de bebe. Sus amigas, que caminaban con un acelere descontrolado, ya habían sentido el sabor de otra boca. Por las tardes ellas hablaban de la película romántica que vivían, pero ella todavía no había superado el género infanto-juvenil.

Algunas tardes se resguardaba en su casa, esperando que esa época puberta pasara rápido y sin dolor. En la meditación de su cama, veía el techo inundado de estrella ficticias, y se imaginaba como seria el choque de dos bocas deseosas. Greta veía una y otra vez la escena de la Nueva Cenicienta donde el chico popular besaba a Hilary Duff en pleno partido de futbol.

Una tarde, un tanto planeada, sus amigas decidieron tomar las riendas de la situación para crear el ambiente perfecto de un beso joven y ansioso. Invitaron al cara de bebe a ver una peli todos juntos, pero cuando llego el resto se esfumo como ladrón de joyería.

El sillón, algo incómodo de nacimiento, resguardo a los dos niños temerosos que miraban la película sin entenderla. La cabeza de la joven funcionaba como locomotora que perdió su carril. El silencio domino el hogar y los minutos se alargaban sin llegar a un fin.

Cara de bebe se levanto y se dirigió a la cocina. «Ira por un vaso de agua?» se pregunto la niña algo irritada. Desde el ambiente de al lado sintió que una voz temerosa gritaba su nombre «Ven Greta». Ella se levanto ,con las piernas temblorosas y se dirigió aquel lugar repleto de platos sucios.

Su novio la estaba esperando en la oscuridad de una habitación poco iluminada. Parado frente a ella, cerro los ojos ridículamente y acerco sus labios con los de ella. Tomada por sorpresa, imito a los actores de las películas, y cerró los ojos esperando que la boca del joven llegue a destino.

Sus pieles chocaron torpemente. Los ojos cerrados le impedían calcular la distancia. La boca de el se sentía húmeda, casi empapada y con gusto a saliva. La curiosidad hizo que Greta levantára levemente los párpados, el rostro del joven parecía sacado de una película dmuda. Su lengua se movía sin cuidado como una montaña rusa. El se despego un poco para respirar y continuar con el besuqueo. Un hilo de baba los unía a los dos.

Greta solo esperaba que ese momento de «amor» pase. Ahora podía unirse a club de las chicas rebeldes. Pero su anécdota no era linda, ni tierna. Su anécdota estaba envuelta por una lluvia de saliva y una herida de braquete.

Nunca más beso a ese novio, aunque no se dio por vencida. Siguió mojándose con baba hasta que un día se encontró con esa anécdota tierna y linda de la que tanto hablaban.

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