UN BESO TAN DESEADO

UN BESO TAN DESEADO

Nadia Cecilia

19/02/2021

Papá patea la tele. Después empuja una pila de ropa sucia de la silla. Otra vez está furioso. Tiago y Cami están mirando Dumbo. Vieron esa película en casa de la abuela y ahora quieren verla todo el tiempo. Marcos no se banca los dibujitos y se va a la calle. Papá le grita a mamá que está cocinando. Ella no lo mira, entonces la empuja. Ella se tambalea y sigue revolviendo la olla. Papá se va y da un portazo que retumba en todos lados. Cami, sentada en el piso, se abraza las piernas. Todavía tiene miedo. Camino hasta la cocina y la miro preparar la cena. Desde la otra pieza se escucha la canción de la película, esa que canta la elefanta enjaulada mientras hamaca a Dumbo con la trompa. Mamá es ese alambre que ya no cobija. Siento que va a desaparecer.

Me acuerdo cuando tuvimos que ir a vivir un tiempo con la abuela. A mamá la veíamos un rato algún domingo en los horarios de visita. Yo le insistía a la abuela en la semana para que nos lleve, pero la abuela se quejaba. Se quejaba porque el domingo quería descansar y no tomar un colectivo con todos nosotros, que a mamá igual no le importaba, que nunca se hizo cargo de nada y que no tenía ganas de criar a cuatro chicos, que estaba vieja y que tampoco tenía plata y todo eso que siempre decía la abuela. Pero por lo menos no gritaba ni pateaba las cosas como papá.

Mamá tira los platos en la mesa sin mirar nada. Los elefantes fantasma bailan en la pantalla. Me da risa esa parte. La miro. Quiero que eso la haga sonreír. Ella mira abajo y su cara tiene esa expresión de siempre, de estar por caerse, de estar en otro lado. Los chicos siguen pegados a la película y por fin abre la boca para decir «a comer». No se acuerda que Marcos está afuera y salgo a buscarlo. Mamá deja todo sobre la tabla y se va a tirar en la cama.

Los chicos comen y ven los cuervos reírse del elefantito. Me aprieta el nudo en la panza y me levanto. Voy hasta la pieza de mamá y me acuesto al lado. Ella se molesta, pero no tiene fuerzas para hablar. Está casi dormida o desmayada. Le agarro el brazo largo y me enrollo, como si me abrazara. Me hago un bollito. Pego mi espalda a sus costillas. Le veo los moretones y pinchazos en el antebrazo. Me acurruco. Siento que el brazo es esa trompa gris. Está sucia, y despeinada, la ropa vieja, pero tiene olor a mamá. Tiene la cara hacia abajo, mi pelo roza su boca, entonces siento que se le escapa un beso. Puedo escuchar la película, soltaron a la mamá de Dumbo. Creo que ella lo ve volar lo acaricia y lo besa en la frente o algo así. Cierro los ojos, me duermo sintiendo su aroma.


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