LA TRINCHERA DEL BESO

LA TRINCHERA DEL BESO

       Dos tequilas con sabor a hierro en una calle cegada de luz. 

     Ese dulce amargor se les ha quedado en el fondo de la garganta. El sabor del anhelo. A  Jack, ahora, todo se le aplana, se le ordena. Partido está en una camilla improvisada de lona.

     —Sintiéndome cansado, exhausto, mi boca aún vive. Y quiere contar para sentir mi alma. Nuestra trinchera. La hago nuestra, a pesar del terror. Nuestra trinchera del campo dieciocho. Había perdido la cantimplora, ¿te acuerdas? Llevábamos días con los bombardeos del último frente. Apenas comida. Y la única agua, esa amarillenta, de lluvia, pestilente. El cariño en una zanja barrosa y angosta es un sueño que me mantiene despierto. Mientras las pupilas se contraen de dolor, y gritan los ojos en sangre, aún queda aliento para seguir amando. Tu beso al darme de beber… Se me dilató el corazón entonces, y me diste una esperanza de vida en ese cenagal de ratas… No, David, deja que siga. Deja que hable. No habrá más gallo de amanecer que cante para mí, ni perro que ladre… La eternidad. Mi paisaje ya no se llenará de ruina. Esa ruina destripada de carbones ardientes que te queman por dentro. Estoy tan mutilado como esas torres y tejados. Volados. Partidos. No aguanto más este frío que baja conforme avanza la oscuridad. Pero te tengo aquí, abrazado a mí. Abrazado para que no sienta más allá, solo tu calor…

      David está apresado en sus pupilas. No deja de mirar a Jack a los ojos. Lo abraza y luego lo besa, apenas rozando la comisura de su boca. Alejándole de esas miradas extrañas que tiene a su alrededor. No se atreve a decir nada. El dolor le agarra. Las ampollas de su mano le revientan. Hundiría a Jack en su pecho si pudiera mientras lo besa. El anhelo de aquella habitación con suelo de barro donde se encontraban antes de la guerra. La sal del tequila en los labios, entonces. Ahora, la lengua de David arrastra la sangre de Jack hacia el interior de su boca. Pero él no se despega de su cara. No hay tratamiento para este dolor. Jack muere.

      —¡Nooo! ¡Qué nadie le toque!, qué nadie le toque… —David siente el frío de Jack en los labios.

Primer beso en el cine de dos personas con el mismo sexo. Oscar a la mejor película 1928. Alas, (Wings) Película de 1927.

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