El beso en el horizonte

El beso en el horizonte

Liliana

03/02/2021

Besos con cuerpo, con piel, con memoria. Cuéntame uno, dices, rescátalo y tráemelo. No sé, puede que no sepa o no pueda, esos ya tienen su sitio, a unos se los recuerda a otros se los olvida, porque la mente y el corazón eligen. Los besos que recuerdo, o que me imagino que recuerdo, son los que no he dado, los que me han negado, los que se perdieron antes de tocar su destino, los que se tejen despacio y te despiertan por la noche, los que aún no son pero te dan la vida, los que llevamos postergando noches y días, los que se nos ofrecen todavía limpios y posibles.

Yo me agarro fuerte a ellos para seguir andando, porque la vida cambia con cada paso, por eso los recuerdo, aunque no existan. Con el dibujo en el aire de un beso, camino, con el destino soñado de otro, doy un salto, y así me acomodo con ellos en la cama, los pongo a mi lado en el coche y les pido que no me abandonen, que me sostengan, mientras los días y las noches insistan en reflejarse idénticos en los cristales.

Justo ahora recuerdo uno que se está haciendo todavía, diminuto en el horizonte, uno que me devolverá mi cuerpo tocándome durante horas, sin miedos, suave y áspero, oloroso, atrevido con su ropa arrabalera y sabor a vino tinto. Lo invento para que viva, para que se enganche en mi memoria, para poder contarlo algún día, para que se deshilache goteando amor junto a tu boca.

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