– ¿Qué fue lo qué te pasó? Hace una semana que llegaste a la casa golpeado, con tus maletas y cada día te veo más deprimido, me preocupo por ti, quiero saber qué pasa, si estás listo para hablarlo, claro. – Me quedo en silencio por un instante, intentando pensar en si lo correcto sería hablar sobre lo que sucedió.

– Me probé los vestidos de mi hermana, me maquillé, quería aprovechar que no estaba nadie, para poder ser yo mismo por un instante. No me di cuenta de que mis padres ya habían llegado, hasta que abrieron mi puerta y me vieron vestido como lo que siempre quise ser, una chica, aunque no pueda aceptarlo, aunque no quiera aceptarlo. Mi padre comenzó a gritar y mi madre a llorar, todo se convirtió en un caos. Mi padre solo dijo que yo estaba enfermo, que debía comportarme como hombre y dejar esas tonterías, creía que yo estaba “mejor”, que después de todas las torturas a las que me sometió yo me olvidaría de mis “tonterías” de querer convertirme en mujer. Lo enfrenté, le dije que yo quería ser una chica y que nadie iba a cambiar eso, así que él comenzó a golpearme sin parar, mi madre no lo detuvo solo comenzó a decir que me lo merecía por ser un monstruo, me golpeó hasta dejarme inconsciente. Cuando desperté me dijo que esperaba que hubiese aprendido la lección y que si no era así volvería a enviarme a ese psiquiátrico en el que me internó años atrás. Me fui de la casa, aunque no tuviera dinero, porque no soportaba estar ahí un solo segundo más, quería ser libre, siendo lo que soy y no lo que todos quieren que sea. Estoy cansado de no poder ser yo quien decida lo que quiero ser, quiero que alguien me ame y me acepte por quien quiero ser en realidad, una chica que pueda volar libre, sin que nadie la detenga. No quiero que me vean como un adefesio, quiero que dejen de susurrar palabras para herirme, quiero que dejen de tratarme como si no mereciera amor, como si no fuese un ser vivo, como si fuese una bestia, intenté ser lo que todos querían que fuera, pero solo me perdí a mí mismo. Todo el mundo cree que soy una basura y una abominación, me lo han repetido tantas veces que he comenzado a creerlo.

– Hiciste bien en venir conmigo, yo he pasado por lo mismo que tú y he logrado seguir adelante y te apoyaré siempre. Recuerda que los verdaderos monstruos son los que no aceptan quién eres. Tu eres Ellen, Elliot es aquel que nació, Ellen es quién eres en verdad, yo te amo por quien eres, no por lo que otros esperan que seas. – Dice Arturo acercándose a mí y besando mis labios. Por primera vez me sentí amada y aceptada, me sentí yo misma.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS