Sus ojos brillaron, sonrió como niña pequeña a la cuàl le acaban de dar un regalo màs que eso era algo que había esperado hace mucho.

Se acercó a mi con cautela.- ¿Estas segura?.- Preguntó con temor.

-Absolutamente.- Me sincere y ella pareció aliviarse. 

Se acerco a mi tomandome por la cintura nos miramos fijamente y cruze mis brazos por detras de su nuca.

Nuestro rostros estaban cerca, nuestras miradas reflejaban el deceo y nuestros alientos se mezclaban.

Mi pulso se aceleró cuando ella roso mis labios un toque cálido que me hizo sentir un chispazo por todo el cuerpo, por primera vez ancie que acortara la poca distancia. 

Ella no hacia ningun movimiento asi que por instinto me acerqué pero ella se alejó, unos segundos después volvió a rozar mi labio inferior cerré mis ojos y ella posó sus labios en los míos.

Un toque suave, cálido hasta tierno pero yo quería más, ansiaba más. Separe un poco los labios ella hizo lo mismo y dio rienda suelta a una guerra, las manos que estaba en mi cintura fueron a parar a mi cabeza.

En cambio una de mis manos fue hacia su cabeza para unirnos más, ya no sabía cual era mi labio o el de ella, era la mezcla perfecta entre sabor a meneta y choque de dientes, de un momento a otro su lengua batallaba con la mía y gustosa le di el triunfo.

Faltaba el aire pero no queriamos separarnos, tiró un poco de mi labio inferior y se alejó, abrí los ojos para encontrarme la más erótica imagen que podría ver, unos ojos verdes mirándome con deceo, unos labios carnosos hinchados de tanto basarnos, su respiración agitada adornada con un leve sonrojo.

– Te amo.- Me sonrio, le robe el aliento con hambre atrasada.

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