¿Culpable?

¿Culpable?

¿Cómo un beso puede ser culpable de algo malo?, si besar es uno de los actos más puros y sinceros que un ser humano puede expresar, con un beso se pacta recíprocamente, es el momento en el que el cuerpo es más vulnerable, liviano, es tener los ojos cerrados y dejar que la mente haga el resto, es el inicio de acto más sublime aún, un beso siempre será bondadoso.

Estoy tomándome un café, parado en la puerta de la cafetería que tiene todas las mesas recogidas en una esquina y encima de ellas las sillas, ya que esta abominable pandemia tiene los comercios y la vida en sí, patas arriba, como las sillas, un sorbo más y no dejo de pensar en el ¿Por qué?, de haber sabido que ese era nuestro último beso, hubiera eternizado ese momento, el sabor de sus labios y olor de su cuerpo, tatuarlos en mi mente.

Lo curioso es que no vi venir la situación y pensé que solo era una discusión más, un mal momento como muchos, pero no, resulta que de amor y de besos nada más, no se vive, y cuando ya no somos adolescentes la vida amorosa va perdiendo ese color rosa al que estamos acostumbrados y se torna más difícil, monótona, los besos pasan a ser más cotidianos, cortos, efímeros, y si a esto le sumamos que hoy traemos todo el tiempo cubre bocas, máscaras transparentes y hasta guantes pues peor aún, así no inspiramos nada, para colmo de males nos tienen encerrados, juntos todo el tiempo, imaginemos pues la bomba de tiempo que se activa en la casa, porque la primera semana es todo paquete turístico, cine casero , palomitas de maíz, pizza, juegos de mesa, aseo general de la casa, pintura,  reacomodación de muebles, arreglo conjunto del jardín y después… ya te duele la espalda de estar en el sofá, todo el día en pijama, piedra, papel o tijera para saber quién hace la cena y empieza el caos, para empeorar las cosas, el estopín de la bomba lo trae una terminación de mi contrato laboral… No señores apague y vámonos, que tiene más reversa un paracaídas, que arreglar esta jodida situación, maldito bicho.

Después de tamaña reflexión, he llegado a la conclusión de que los besos no tienen la culpa de nada, sólo uno de ellos, el resto solo son culpables de enamorar, dar las gracias y repartir bendiciones por doquier, llevan de un “regresa bien a la casa por favor”.

El culpable no fui yo, no fue ella, “la culpa fue del primer beso que le di ”
, porque estoy seguro que de ahí en adelante todos siempre fueron reales, honestos; Esperaré pues, firme y el tiempo traerá la calma, por ahora me queda aprender y arrumbar mis besos para cuando sea el momento de volver a besarla.

Ch@lo, 2021.