Lo frágil de la vida.

Lo frágil de la vida.

Lo frágil de la vida.

¡Oh, cruel destino!, siempre en la disyuntiva me mantuviste, buscando como desesperado el buen fin en la vida y ahora me condenas a la serenidad del no tener nada que hacer, se han marchado los tiempos de energía indomable, aquel ímpetu de hombre que siempre fui, nunca una mujer pudo dominar o calmar mis ansías por una cerveza o por una aventura pasajera en la cama de alguna prostituta. Ahora me condenas al letargo de solo tener que mirar por una ventana sentado en una silla de ruedas, esperando que una joven enfermera me acueste y a cambio de unos billetes que me sobran me de masajes para dormir y el dolor de mis atrofiados músculos cese. Cientos de libros escritos ahora son parte de un baúl de olvido que nadie recordara, aquella tierna colegiala que bese bajo la lluvia en mi adolescencia a muerto de Alzheimer, el olvido es la verdadera muerte, un legado que se acaba con el nieto que jamás tuve, a veces quisiera que la muerte me visitara, pero a mis 99 años pienso que solo se ríe de mí cuando intento achuntarle a la taza del baño al querer orinar. Miles de kilómetros recorridos, cientos de labios besados, decenas de manos estrechadas ya no son nada, solo me queda el rebobinar una y otra vez en mi mente viejas imágenes que como en un burdel de mala muerte se repiten sin sentido alguno, soy un soliloquio eterno en este al parecer mi último invierno, cabe la posibilidad de que mi próxima aventura sea la de tomar la mano huesuda de un arquetipo de muerte, aquella parecida al arcano 13, juego de tarotista que hice alguna vez en mi vida para encontrarme con el bao del astral, ese que nunca me ha dejado en mis constantes pesadillas, los recuerdos de malas decisiones suelen ser la aguja punzando la herida que nunca sana, el pensar de tiempos mejores no se encuentra, solo me dedico a sacar una botella de ron a las tres de las mañana cuando todos duermen, abro la ventana y miro lejos como si desde un planeta me estuvieran llamando, hace rato ya las ganas de vivir se han ido, no sé si he tomado malas o buenas decisiones, solo sé que sigo en camino, uno que no se acaba porque mañana al amanecer este tieso sobre una cama que siempre esta hecha, mi habitación no es más que un cumulo de todo un poco, la foto de un verano que ya olvide me sonríe sobre la mesa llena de sobres de pastillas que ya me hacen vomitar. Una carta abierta que no nunca se leyó, sé que me dice que otro cercano a muerto y la familia que nunca tuve me reclama desde algún lugar porque nunca los pude encontrar ni los quise abrazar. Ya van a ser las doce del día, pronto sonará la campanilla que nos avisa del almuerzo, ese tan repugnante que nos obligan a comer, “Tiene los nutrientes necesarios para que tengan energías”, nos dice la enfermera todos los días, mientras nos deja tragando esa papilla y ella se marcha con el portero a tener sus jugueteos sexuales a la leñera, mientras ambos esposo y esposa esperan en sus casas el regreso de su amorcito que trabaja cuidando ancianitos. A de tener algo positivo este pasar, en una mente que no calla y solo escucha el grito del treile a lo lejos, siempre esperando que la vida me sorprendiera y al final solo me dedique a escribir cosas sin sentido, pensando siempre en ser un escritor reconocido, alcanzando las esferas más elevadas del pensamiento, pero sin embargo solo viviendo en una jaula de creencias impuestas por otros, los noticieros y los diarios siguen vomitando sobre la cabeza de los inocentes las rebeliones que mañana emprende el populacho, a veces me quedo a conversar unas horas con Marcela, mi compañera de habitación, pero luego empieza a desvariar, olvidando todo lo conversado, me digo que debe vivir en paz así, ya que no tiene de que arrepentirse o menos aún tiene algo a lo que darle importancia, ella tiene ojos verdes y el pelo igual de cano que yo, es la creadora de un imperio de perfumes, pero ahora solo es dueña de algunos suspiros que pronto acabaran, a veces la escucho decir en las noches “Una vez leí a Jonathan Ibarra, me enamoré de sus letras, pero nunca lo pude conocer, por más que lo busque”, el amor y las parejas a estas alturas parecen la creencia en un tal viejo pascuero que murió cuando la inocencia salió corriendo y cambio quedaron las ideas de un mundo patético que siempre nos quiere comprar en lo vano de creencias inútiles, en donde la política, la religión y los poderes militares son la verdadera cruz en donde se ha crucificado al Cristo, ni hablar de los medios de comunicación unos sin sentido que solo se encargan se esparcir el venenos en nuestras mentes. Me cansa seguir pensando, siento que ya no veo la belleza en la naturaleza, nada me hace sentir conforme, puede que este sea el minuto exacto y bello para morir, ya no puedo esperar a que el mensaje de una amada me dé las ganas de vivir, siempre la belleza de una mujer me daba el sentido para un próximo día de vida, como cuando en caminos desconocidos deleitaba mi mirada con los ojos de alguna mujer que me buscara en silencio, ya ni a eso suelo jugar, todo ha perdido su brillo, no sé como pude pasar tanto tiempo dándole sentido a lo que no lo tenía, tal vez hoy me arranque de este maldito asilo, me vaya a una cantina y con vino tinto siga declamando lo que ha nadie le interesa, siga pensando una y otra vez en sin sentidos que solo atormentan lo que una vez fue una existencia llena de sueños. Todos cumplidos en el incierto del si acaso se hizo o no lo correcto, creo que es hora de dormir una siesta, al olvido. A lo mejor solo soy un anciano, un veterano de la vida que dio su mejor batalla, pensando que siempre estuve en la guerra, pero que ahora, con casi 100 vueltas se da cuenta de lo perdido que estuvo, enfrentando a la vida con una botella siempre, alocando lo sentidos con estímulos externos y ahora que se puede pensar más claro se cae en lo cierto de que solo perdió valioso tiempo, embriagado en pensares sin sentido, en amores perros que no eran más que un sueño que en su mente jamás se cumplió, bebiendo hasta que dolían los riñones, no cuerdo jamás ¡Una vida bien vivida!. Ya es tarde, la noche se acerca con su sigilo característico y por primera vez en mi vida no me quiero ir a dormir, en la radio dicen que “Una tormenta de inimaginables proporciones se dejará caer esta noche sobre la ciudad de Gorbea” , esta es razón más que suficiente para quedarme en vigilia, Marcela duerme tranquila y solo son las siete de la tarde, ya está oscuro, yo estoy sentado mirando por la ventana, se puede ver las nubes negras pasar frente a la luna llena, las lagrimas salen de mis ojos sin avisar, ¿acaso esta es la muerte?, ¿aquel réquiem que la naturaleza me da en despedida?, quizá, quién sabe, todos los días son buenos para morir y con mayor razón a esta edad en la que nada se espera. Me he quedado dormido, ya es mitad de la noche, las tres de la mañana hora de mi trago de ron, Marcela esta despierta, hoy está lucida, sin decir nada toma un vaso, se sirve ron y se sienta junto a mí a mirar por la ventana, ambos contemplamos los rayos estallar en el oscuro cielo, escuchamos los truenos, sentimos la lluvia golpear aquel hermoso ventanal, a veces olvido que la he amado por unos 35 años, tiempo exacto desde que compartimos habitación, a veces le digo que vamos a escapar, pero estamos demasiados viejos para ir a dar pena a otro lado, quizá solo debamos tomarnos de la mano y saltar por la ventana para destrozar nuestros cuerpos sobre el mojado cemento. Ella me dice “Una de las cosas buenas de olvidar, es que todo es nuevo”, es agradable escucharla cuando vuelve en sí, también en sus des variaciones, siempre hay algo bello, la tormenta no es lo que esperaba, así que solo me limito a guardar silencio y darme una oportunidad para estar vivo, tal vez escriba un par de páginas, el talento ya está muerto y solo son las tonterías de un viejo senil y sin dentadura se hacen presentes a la hora querer expresar un sentimiento o una experiencia. La nostalgia es el alimento diario a una edad en la que nada nuevo se puede ver bajo el sol, a veces veo a los jovencitos tomados de la mano, sonriendo y me doy cuenta que la vida es tan solo una ilusión de la cual nadie puede escapar, un juego del que solo quien apuesta más puede ir desbloqueando los grandes misterios de la misma, no me atrevo a escribir de lo que en mi camino de locura he descubierto, tal vez eso no te toque saber aún y tu tiempo no es más que un juego en etapas más básicas que el mío, pero aún así finge cierto desconocimiento cuando todo se te presente como una verdad y los pilares que tuviste en tu juventud ya no sean más que paja molida, al igual que el castillo de verdades que creíste tener, la ironía de la vida es una amapola con la que todos nos drogamos a diario para soportar el tedio de esta. Marcela se ha puesto a cantar una canción que me trae recuerdos, es la historia de un hombre que desafió al mismo dios, un día entre copas salió de su grupo de parroquianos y se puso a impugnar al mismo dios con todo tipo de blasfemas, desahogándose, desde ese mismo día sus amigos le temieron al igual que aquel falso dios, el verdadero Padre Creador le escucho, viendo como retaba al demonio de la ilusión y por misión le delego tatuar verdades en papeles en blanco para expandir la mente de otros, ella termina de cantar con la nostalgia de haber conocido a esa persona, ahora al parecer ha olvidado y se ha vuelto a dormir. Muchos pasamos años viviendo en la incomodad de estar desconformes con nosotros y con los otros, nadie parece digno de nuestra presencia, pero al final es solo un pensar más en hojas que se pierden en la nada, al viento, al viento de la miseria y del descuido del individuo, a lo mejor deba escribir una historia llena de melaza, de esas que van paso a paso describiendo una situación que emocione y alimente los sentimentalismos, eso le gusta a las personas, se prefieren mentiras untadas de miel, que verdades que hacen sentir hiel al quitar el completo foco de como se esta pensando en la vida, de como se piensa es la vida, pero ya es tarde, Marcela se ha dormido, también tengo sueño, puede que me tome una copa más de ron y me haga el loco junto a esta tormenta del siglo que no es más que un nubarrón, los medios siempre mintiendo, siempre llamando la atención, dando verdad a la hipocresía de la cual forman parte, pero bueno, mi cama siempre hecha me espera, suelo dormir de espalada con las manos entrelazadas, practicando para el famoso día que cuando menos lo piense ha de llegar… recuerdo un domingo en la mañana corriendo descalzo sobre el ripio de las calles a solo tres cuadras de donde estoy, eso hace 90 años atrás, los árboles verdes, el viento soplando en mi pecho desnudo, creyendo que los caminos eran eternos, siento que me despido junto a ti de la vida…

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