Un plato peculiar

Un plato peculiar

adrian lopez

22/05/2017



Para que esta historia comience a tener sentido,procederé presentando a José.

José es un recatado crítico gourmet mundialmente famoso. Proveniente de una clamorosa familia con espectaculares dotes culinarios,capacitada de elaborar los platos más complejos.

Pero José no destaca por heredar esos dotes culinarios, si no por sus envidiables papilas gustativas,capaces de percibir un miligramo de sal. José ha degustado desde el arroz con leche casero de la abuela,hecho con leche de cabra prácticamente de la ubre al plato. Hasta el más exquisito rodaballo “maître d’Hôtel»,hecho con el máximo mimo para la aprobación de las majestuosas papilas de José.

Podemos decir que José tiene cualquier clase de lujo gustativo al alcance de su lengua,pero por desgracia para él,ningún plato le ha conseguido ilusionar y soprender. José ansía poder degustar un plato que le haga explotar el sabor en toda su boca. Deleitarse con tal plato,que al pasar la lengua por las muelas todavía perdure el sabor aún habiendo pasado un par de días.

No le sorprende el ácido y fresco toque que produce el limón,la dulce canela,la picante pimienta…tampoco le sorprende el delicioso salmón que se deshace lentamente en la boca con ese regustillo a mantequilla o el jugoso entrecot de tierno y rosado músculo. Día y noche sueña despierto pensando en esa sensación que le deje la mente en blanco y la boca inquieta. Busca sin pausa platos que probar,de todos los países y de todo tipo,da igual lo descabellados que sean los ingredientes.

Es verdad que José no tiene nada especial en mente,pero siente una insaciable devoción por la carne. Sin saberlo,tenía la respuesta ahí mismo.

Días de zombie y noches de vampiro que le hacían rozar la locura,estaba desesperado no se le ocurría ningún plato que no hubiese probado ya. Hasta que en el televisor visualizó un documental,que hablaba sobre la vida de un asesino que practicaba el canibalismo. Su primera reacción fue negativa,pero la desesperación le hacía dudar de si en realidad no era tan mala idea.

Se sentó en su sofá y pensó:

«Ni por asomo mataré a nadie para saciar mi capricho».

Se llevó las manos a la cara símbolo de derrotismo,se miró sus robustas y para él en ese momento jugosas manos,se dijo a si mismo:

«No sé si estoy loco o hambriento».

Después de media hora de meditación, José se dispuso a elaborar semejante ilustre plato,procedió a abrir la mejor botella de whisky digna para la ocasión, y comenzó a «anestesiarse» para mantener alejado el dolor del dedo amputado. Cogió el cuchillo más afilado y se amputó el dedo gordo de la mano izquierda. El dolor que sentía era menor que las ganas de probarlo. Se vendó el corte y procedió a preparar el dedo,lo deshueso,lo sazonó con perejil,ajo y frió la carne a la plancha sobre un chorrito de aceite de oliva. Se sentó a comer su plato peculiar, no sintió apuro debido al efecto del whisky. La sensación que sintió al degustar su propia carne,le hizo volar hacia el Olimpo.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS