La tela del mundo cotidiano que parece extraño a la interacción del momento.

La tela del mundo cotidiano que parece extraño a la interacción del momento.

Le habían llegado invitaciones para una fiesta que se realizaba en nuestra casa- hicimos preparativos para algo así nomas-. Masitas, jugo, simples cosas.
Pantalón de vestir marrón y ancho, es mí tío una persona de armazón grande y pesado, y me saluda Ella. 61 cm desde el suelo. Un beso y otro, uno de cada lado con elegancia sutil. Solerita crema y cinta bordó con el cabello recogido y pelitos castaño oscuro rodeando su cara. Me abrazó tendido- jamás perdió la delicadeza- mucho tiempo, no sé cuánto. Su padre nos miraba mientras hablábamos entre cachetes hasta que no comprendí una frase que balbuceó sin embargo luego me aclaró. «Tu cuerpo tiene olor… feo.» Me distancié de ella y la miré… siquiera un pelo movió luego de la acotación.
– ¿Sabes? A mí no me mandaron cartita de invitación. No digas nada susurrando con un ademán que pasaba por mi boca le dije y cómplices fuimos.
– Voy a ducharme y a ponerme lindo.

Me sonríe y se pone a devorar manies recubiertos- mis preferidos-.

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