Como cada domingo,despues de compartir la larga mesa con la que siempre soño la abuela,con todos sus hijos reunidos y sus nietos,llegaba ese inconfundible aroma desde la cocina, de coco y canela,infaltable e irreemplazable para acompañar el cafe o el mate,ya que los gustos se dividian ,pero no para saborear el budin de la abuela, aún recuerdo como nos miraba esperando lo pruebes y al ver que te gustaba su corazón se inchaba de felicidad,y te decia en vos baja
_¿un poco más?_
tan simple como amar
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