Una mañana de lluvia, destape con premura, me acerque a la ventana y pude sentir el frío que sacudía a los árboles. No pude esperar más y corrí hasta la planta baja, tome mis botas y salí al jardín.
Él estaba ahí, justo frente a mi casa, ese joven con singular sonrisa y maravillosa cabellera. ¿Quieres jugar? dijo.- Con una pequeña mueca en la cara y moviendo la cabeza para acertar, me aproxime hasta donde se encontraba. Tomo mi mano y corrimos entre los charcos, correteamos tanto y reímos hasta dejar de respirar, mis mejillas estaban heladas, las botas completamente llenas de lodo y mis labios entumecidos del frío.
Jugamos, también con Loky, aquel perrito color miel y ojitos tiernos. El ladraba mientras nosotros pateábamos el agua y girábamos tomados de las manos, hasta caer de espaldas en el pasto.
Sin duda alguna, disfrute ese momento que me lleno de paz y amor, nunca espere vivir ese momento tan feliz, les juro que lleno mi corazón de ilusiones nuevas. Me propuso una carrera al puente, cuando termine de aceptar, grite: !Fuera!…
Cuando llegamos hasta el puente, mirando al horizonte exclamo: «Desearía que esto no fuera simplemente un sueño». Cuando termino sus palabras, el paisaje se lleno de neblina y poco a poco se desvaneció mi hermano muerto, en aquel valle de sueños. Y, yo simplemente desperté, nuevamente postrada en la cama sin mover mis piernas, desde aquel accidente que me lo arrebato.
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