Esa mañana Daryl contrajo nupcias con Garrett, los abuelos de Daryl obviamente no estaban de acuerdo, un mes después Daryl se embarazó, sin embargo, cuando Garrett de enteró se fue, abandonando a su suerte a Daryl y a su hijo. Cuando por fin nació su hijo al que llamó Darío, tuvo que abandonarlo con los abuelos, los gastos eran mayores y con lo que ganaba en el campo no alcanzaba, así que cierta persona, le ofreció trabajo en la frontera de México. Los abuelos se hicieron cargo de Darío, de muy mala gana, pero lo hicieron. Darío creció en un ambiente un tanto hostil, su mirada era triste y aunque, Daryl siempre se ocupó de los gastos, también era cierto que los abuelos nunca utilizaban el dinero para Darío. Años después Daryl regresó al pueblo y estaba dispuesta a llevarse a Darío, todo iba marchando de maravilla en la frontera, hasta que una noche Darío regresaba del cine con sus amigos y miró recostada a su madre en el sillón viejo, se acercó y con ternura la abrazó, sin embargo, se dio cuenta de que ni tenía pulso y tampoco respiraba, Rápidamente llamó al 911. Por desgracia ya había muerto ahogada, según el doctor padecía una epilepsia y por un descuido se ahogó, – Mi vida es un caos- se repetía Darío- Ni siquiera los abuelos sabían de la enfermedad de su hija, cuanto tiempo sufrió. Enterraron el cuerpo de Daryl en el panteón municipal del pueblo, por su parte Darío no cesaba de llorar y culparse, los abuelos no tenían la delicadeza de abrazarlo a pesar de que por dentro estaba destrozado, en ese lugar no era válido que los hombres lloraran, una regla absurda. Pasó el tiempo y Darío se convirtió en un muchacho solitario. Una mañana salió a todo galope en su caballo llevaba con él una carta que escribió para su madre, no había ningún día en el que no la recordara. Después de dos años un hombre robusto llegó a casa de los abuelos. Era Garrett el padre de Darío:

-¿Eres Darío?- preguntó aquel hombre cuando vio salir a Darío de la casa.

-¿Quién es usted?—Darío Preguntó confundido.

-Soy Garrett, tu padre.

–Yo ni tengo padre y váyase de mi casa, si no, sacaré el rifle y lo mataré.

-El hombre se fue asustado y no volvió más por ahí.

Las lágrimas recorrían sus mejillas, estaba tan falto de amor y lleno de rabia, gritó fuerte y quedó sin fuerza alguna, tirado sobre el suelo. Después de un año llegó una hermosa joven al pueblo y Darío se enamoró sin pensarlo mucho, ella le correspondió. 3 años después de contraer matrimonio con la joven, parecía ser un hombre diferente: su mirada era más alegre, de una persona que encontró un hermoso sentido a la vida, y es que la hermosa joven le dio 2 hijos hermosos, a los cuales amaba profundamente, ellos eran su sentido de vida, al igual que su bella esposa, su ángel.


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