_Mi atención por la conversación se acaba en el instante en el que un olor y unas voces me distraen haciendo que mi mirada vaya dirigida a otro lugar del restaurante donde se encuntra la cocina del Toxiño, de ahí sale un olor inconfundible que me lleva a otro lugar, a otro momento… A mi alrededor solo veo sonrisas y bocas moverse, todo va a ralentí, estoy desconcertada, paralizada y el corazón me va a mil, cierro los ojos e inhalo ese fuerte olor amargo, agrio, y rancio que me bloquea los sentidos y me hacen retroceder unos años atrás.
A esa piel, a ese cuerpo, a él.
_Me gusta este restaurante, puedes ver el movimiento en la cocina, la maestría del chef, el trabajo de sus ayudantes, y como entrar y salir los camareros al pasar las comandas… Una gran cristalera deja ver el humo que sale del microondas, cada vez el olor es más intenso e inconfundible; a chocolate quemado.
_No pudo evitar mi sonrisa y verme de nuevo en esa habitación, con él.
«Las risas, los nervios y como intentábamos que el humo y olor no saliesen de la habitación, ese olor a quemado y mezclado con el de nuestra piel…
Fue mía la idea de comer fresas con chocolate fundido, calentarlo en el microondas era la única opción, en segundos el humo inundó la habitación, mi reacción fue abrir la ventana y la puerta, la de él intentar que el humo no llegase al detector, en ropa interior y alborotados las risas nos podían, las miradas lo decían todo, este, sería uno de los mejores momentos de nuestras vidas juntos.
¡Vendrán los bomberos, saldremos en los diarios, esto será un espectáculo!…
Yo solo podía decir eso mientras no dejábamos de reír, verlo a él encima de la cama intentando alejar el humo del detector, fue increíble, subrrealista y muy sensual…
¡Dios que no daría por volver a ese instante!.
La realidad de la situación era muy complicada y compleja.
Crucé el mar, anulé responabilidades, fui fiel a mí, dejándome llevar, solo para estar con él y vivir lo inimaginable…
Como lo deseaba, aún podía sentir la suavidad de su boca, el olor de su piel al fundirse con la mía y el calor de su cuerpo al tenerme entre sus brazos, lo sentía tan dentro de mi ser, que daba miedo.
¿Como mi cuerpo podía traicionarme así?, ¿traerlo a mí como si nada?. Mi mente y mi corazón eran uno, anulando a la razón.
Esto es lo único que necesitaba para envalentonarme».
_Me levanto despacio tengo que ir al baño, refrescarme y poner un poco de lucidez y cordura en mi cabeza. No podo dejarme llevar por esos momentos, es un lujo que no puedo permitirme. Ese olor me desarma por momentos, me hace sentir débil y poderosa, sin miedos, libre, siento que puedo con todo, otra vez.
Soy un mar de sensaciones, el corazón a mil, y mi boca seca…Con movimientos lentos y sin pensar, con manos temblorosas saco mi móvil del bolso…
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