El renacer de Ali

Alicia, Ali como la llamaban la gran
mayoría, era hija única. Tenía 14 años y ese día estaba muy
nerviosa. Nunca se había separado tanto de sus padres hasta el día
de hoy. El hecho de haber nacido en un coche camino al hospital hizo
que desde el principio la atención hacia ella fuera aun mayor de lo
normal.

Se encontraba en un autocar dirección
Madrid con todos sus compañeros de clase. Justo sentada en la
segunda fila, detrás de Doña Laura y Don Damián, la Urraca y el
Donut, como los solían llamar los alumnos. Estaba absorta observando
el paisaje y como no podía ser de otra manera, escuchando música
con sus cascos (Dada
Yute – Lavanda)

Y de repente,….. pinchazo!!.

El chófer paró en el arcén e
hicieron bajar a todos mientras cambiaban la rueda. Apenas había
sitio y los niños poco a poco invadieron un inmenso campo de
lavanda, de un color, como diría Camilo José Cela, gris azulado
como el humo de un cigarrillo puro.

Ali, al ser de las primeras en bajar,
fue de las que más se adentraron hasta estar completamente rodeada
de lavándula. Caminaba como hipnotizada, como abducida, alejándose
cada vez más del bullicio creado por los demás niños tras el
contratiempo con la rueda. Hasta el punto de tropezar y acabar boca
arriba en el suelo y con los brazos extendidos. Su campo de visión
se limitaba a un cielo azul, moteado por pequeños cumulonimbos y
flanqueado por algunas espigas de lavanda. En ese mismo instante,
impregnada del aroma, sintió como una lágrima corría por su
mejilla, y descubrió que ese fue el primer olor que percibió al
nacer. No lo había vuelto a experimentar antes…Sintió que su vida
despedía aroma a lavanda, a frescura, a tranquilidad, a paz, en
resumidas cuentas….a vida….