Domingos en familia

Domingos en familia

Rachu Moya

17/07/2020

¡ Cómo no recordar! Los domingos en familia, el mantel estampado que cubría aquella mesa de madera de roble, el aroma de la salsa, preparada con los condimentos de verduras que sacaba de la huerta, los fideos caseros recién cortados con magia de sus manos tan hacendosas, los cuales extendía sobre la mesada de formica y que estuvieran listos a la hora de cocción.

Mi madre era única en las deliciosas comidas, cada domingo era una fiesta los canelones de verdura y carne, los ñoquis de papa, los ravioles de verdura o de pollo, capelettini, agnolotis y otras pastas que preparaba con amor.

Los recuerdos llegan todos a mi mente, aquellos postres exquisitos, como el de leche y maicena, y el inconfundible aroma a azúcar quemada, los flanes de huevo y leche, el arroz con leche o budín de arroz con chocolate, todos tenían un sabor diferente, muchas veces agregaba pasas de uva o nueces picadas, también se servía frutas de estación, pero todo era una delicia para nuestro paladar.

¡Oh que placer! Cuanto daria por volver el tiempo atrás, estar junto a mis seres queridos, papá y mamá; mis hermanos, tíos, primos, y abuelos. Por lo general la mesa se llenaba los domingos y las risas se mezclaban con el tintineo de cubiertos, platos y copas o vasos según la bebida que había en la mesa, no faltaba el inconfundible aroma del pan recién horneado, en el horno de barro. ¡Que exquisitez!

Recuerdo, que había un banco hecho en madera de cedro, allí se sentaban a los más pequeños, junto con mis hermanas nos encargaban a tender la mesa y no debíamos olvidar nada, así todos estarían bien servidos. El bullicio de los pequeños que pedían comida diferente, se les servía el fideo o pasta  sin salsa, muchas veces se preparaba un puré con papas, calabazas, zanahorias y churrasco que eran la delicia de los más chicos, los postres se comían todo y las frutas mandarinas, naranjas, uvas, manzanas y peras se cosechaban en casa, cada domingo era diferente.

Hay veces dejábamos un descanso para que los hombres se dedicaran al asado, las grandes parrillas tenían pollos, corderos o lechones, también solían preparar pescado asado a las brasas, los cuales los envolvían en  papel y eran bien condimentados con cebolla y limón, nosotras las mujeres hacíamos las ensaladas y los infaltables postres.

Todos juntos éramos más de veinte personas, entre chicos y grandes, recuerdo que la mesa medía dos metros y medio. Allí no faltaba nada, eran  buenos tiempos y familias numerosas, las bebidas por ejemplo para los hombres no faltaba el vino tinto o blanco con soda y hielo, para las mujeres el jugo de naranja recién exprimida, al igual que para los pequeños, algunas tomaban vino blanco, pero la mayoría era adicta al jugo, todos los domingos nos juntábamos en casa y era una fiesta poder disfrutar en familia.

Si pudiera volver a nacer, volvería a elegir y tener a mi madre, poder deleitarme con sus sabrosas comidas caseras        

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