Un saludo, Edu.
Comento tu texto «Drogas inocuas», esta vez por aquí. En él analizas algunos aspectos de la realidad social, vivencial. Es un buen esquema que me ha hecho recapacitar.
Escribo en voz alta desde la distancia que me dan mis sesenta y seis años:
De ese «dios cibernético del capital», que ama el dinero tanto como a sí mismo, no debemos esperar nada bueno; solo alienación e individualismo. Este sistema es la peor tragedia que le ha caído encima al ser humano. Es como una Hidra, al que le crecen siete nuevas cabezas por cada una que hayamos podido cortar (después de una larga lucha de rebeliones, represión, muertes y sufrimientos). No hay salida. Estamos instalados en el confort, incluso pasando hambre. Han conseguido hacernos meros individuos aislados, dóciles y mentecatos. Nos dan por culo del modo más profiláctico para evitar que nos demos cuenta. Son capaces de arrasar con las esperanzas y creencias de que todo, con el tiempo, cambiará a mejor (si esto sucediese sería previo pago por taquilla). Todo tiene un precio: aquel que impone el «mercado del crecimiento». A partir de ahí estamos perdidos: no hay futuro posible.
Los comportamientos «cibernéticos» de los seres humanos están infantilizados: poner morritos en las fotos para salir guapos, mostrar en todo momento como hacen caquita los «influencers»; las sandeces que comentan, lo que comen y visten; y las gilipolleces que se hacen en sus cuerpos con el fin de producir envidia, frustración y tontuna en los demás… Vanidad de vanidades previo pago en taquilla. Todo tiene un precio, y si no lo puedes pagar te jodes por ser un mierda. Lo llaman «redes sociales», pero es solo un truco, pues lo que se persigue es dejarnos solos, aislados. Aparentar lo que no se es, ni se posee. La envidia, el egoísmo y la rapiña como religión.
Preguntas, Edu, que ¿a dónde llegaremos? La respuesta es clara: a ninguna parte. Por aquí no se va a ningún sitio, a no ser que pagues y consigamos por fin entre todos, cargarnos el otro medio ambiente que queda por destruir. Solo encuentro una salida: El Conocimiento para acabar con el estado de adormidera que nos provocan con las tecnologías de la desinformación. Ser conscientes de cómo está organizado el mundo en el que vivimos todos y hacia dónde nos dirigen.
Las drogas matan, y es un negocio; nunca son, ni han sido, ni serán inocuas. Los datos de nuestro carnet de identidad cotizan en bolsa. Nuestra estupidez da dividendos. Nos hacen imbéciles fomentando nuestra pasividad y docilidad. Todo está perdido.
En las salas de cines y teatros hay una plaquita de emergencia donde pone «EXIT». «Exitus», es como llaman en los hospitales a aquellos que mueren, la salida mortal. ¡Exitus letalis para todos!, es gratis (por ahora). Ante tanto asedio y soledad, ante tanta «modernez digital», apetece, como sucedió en aquella población celtíbera, una nueva inmolación numantina.
Gracias, Edu, por hacerme reflexionar.
Un abrazo.
aure
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