Silicon Valley

Silicon Valley

Carlos Cuevas

31/10/2021

Promediaba el vigésimo primer siglo.

En las cuatro direcciones de los vientos iban muriendo la tierra, las ciudades y los árboles.

Dominaban las pantallas donde todos vendían la vidriera de sus horas.

Vidrieras en las que no se daba verse feo, triste, ajado o tonto.

Era allí, frente a la intensa luz de los aros led donde todo sucedía.

El tiempo y el desarrollo tecnológico llevó al paroxismo tendencias que ya existían hace mucho y en unas pocas generaciones las calles se  habían vaciado.

La vida se había retirado al interior de las cámaras de simulación

En las calles, nadie.

La vida fluía por hilos de fibra, en el silicio preciso, en procesadores oscuros y nadie había en las calles. 

Nadie en las vías ni las plazas.

Ocupadas las antiguas avenidas por el abandono y una romería de desheredados que vagaban por países desiertos.
Puertas y ventanas, cegadas, transeúntes ausentes y silencio.

La vida se había hecho posible sin salir de los hogares por la virtud de Oculus y de las redes neuronales.

Toda la actividad cotidiana podía, entonces, realizarse sin la incomodidad del contacto con el mundo.

Precisos interruptores programados activaban las sondas de alimentación, en ritmos regulares mientras los lentes y trajes hipersensoriales controlaban los Mimics ,proyecciones de las personas reales, que se movían «afuera», en el Mundo Sintético, en vida simulada.

Mimics que caminaban, realizaban actividades habituales como trámites bancarios, turismo, asistían a fiestas donde muchos Mimics se reunían, paseaban por parques, se enamoraban de otros Mimics  y tenían sexo en lechos virtuales, sus orgasmos mediados por electroestimulación de los trajes.
Antisépticos y a distancia.

Para que todo eso hubiese sido posible, las minas del planeta tuvieron que proveer un acarreo inconmensurable, nunca visto en generaciones anteriores, de áridos, metales y energía fósil que, de tanto extenderse en tiempo y espacio geográfico, habían dejado exhausta la faz de la Tierra.
La crisis de materiales y combustibles había llegado.
Tiempo de partir.

La Gran Compañía decidió proveer a los clientes que pudieran pagarlo, el pasaje a una ciudad-depósito  que orbitaba a varios miles de kilómetros del planeta ,en las regiones de Titán.

Allí serían almacenados los Clientes así como la infraestructura necesaria para mantenerlos con vida y para proveer a cada uno de sus Mimics del Universo Sintético correspondiente.

De esa forma, los cuerpos salvados hibernarían por siempre, liberados de la carne y la piel, a cientos de grados bajo cero. Eternos Dioses ciegos y helados cuya Intención fluiría, indetenible por toroides ópticos y ultra-altas frecuencias, conquistando el Universo, expandiendo su cultura y su fe Científica, por siempre jamás.

El río de la Humanidad se habrá secado.

La Gran Compañía y sus clientes continuarán.

Era necesario producir la infraestructura tecnológica que permitiera reemplazar la vida por su representación. Pues partir con todo lo acumulado por la civilización hasta ese momento era virtualmente imposible.

Llegados a en este punto, los representantes de La Compañía se reunieron para decidir los próximos pasos que necesariamente los llevaría a convertirse en migrantes.

El Gran Salón estaba repleto de científicos, ingenieros, programadores, hasta filósofos, pues no era tarea sencilla decidir entre lo esencial y lo superfluo.

No era fácil decidir qué o quienes quedarían afuera de la gran emigración.
Ante tamaña concurrencia y en un clima de temor reverente y ansias de respuestas, iluminado por cenitales brillos, el CEO Supremo, cordero de Dios que quita los pecados del mundo, habló de ésta manera:

“Amigos míos.
Nuestra civilización nos construyó y nos ha abierto la puerta a una gran decisión. Tiempos han llegado donde podemos dar un salto al futuro o perecer.
Ciencia y tecnología nos ayudarán a dar el Gran Salto.
He aquí lo que sabemos:

Por intercesión de los algoritmos y el cálculo infinitesimal, las tres direcciones por las que discurre el universo: xyz, han sido vencidas por nuestra penetrante Razón y por bruñida tecnología.

Hoy es posible, al menos teóricamente, re-presentar por supercomputadoras, casi exactamente, la configuración total del universo en un momento dado.

¿Sería posible reemplazar el Universo por su representación?

Necesitamos una máquina que pueda almacenarlo todo y, en una gran red, proveernos los resultados combinados de todas sus memorias.

Pero tenemos ante nosotros el limite material.

Pues no podremos almacenarlo todo.

Ante este límite insoslayable solo nos queda conformarnos con una representación reducida, depurada, por así decirlo, del Universo.

Necesitamos algoritmos de depuración de los caracteres secundarios o poco importantes.

Es al Algoritmo a quién le corresponde decidir qué o quién quedará fuera.

También es dable observar en este punto que, dado que hay tanto superfluo andando por ahí, no sería difícil crear una subrutina de aluvionado, de filtrado, en el código general de la simulación.

La osadía de imaginar semejante máquina de representación ya crea el Huevo ,la condición de su materialización, amigos que me escucháis.

Y cuando esto haya sido posible, cuando hayamos arrancado a la minería el silicio, el cobre y los lantánidos que se requieren para crear las memorias , cámaras de hibernación, propulsores, pantallas, redes y servidores necesarios para proveer a nuestros clientes de este Universo Sintético ,en este preciso punto, nos quedaremos sin planeta..

Antes habremos partido.

Umbilicados de por vida, generación tras generación, a nuestras computadoras.

Nosotros mismos, seremos sólo para la simulación.”

Octubre 2021

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