Ella se agarraba de su propia alma, pero espera… Ése día sentía no tenerla.
Era demasiado tarde… un segundo atrás huyó del precipitado latido de su corazón, estaba agitada y con el rostro sujetado a la melancolía.
La pequeña ingenua solía asociarse con su conciencia, siempre con su supuesta cordura, aunque se distanciara de la filosofía del amor, ética solía considerarlo. A veces se tenía piedad consigo misma, si moriría en ese instante nadie percibiría su inexistencia. Ése día sentía morir con el dolor ajeno de aquel hombre capaz de observarla, de esperarla, de sentirla y de extrañarla, ella mató a Raydh, aquel joven que tenía fracturado el tobillo, pero era capaz de correr tras ella. Tenía tiempo esperándola, casi toda su vida. El único hombre enamorado desapareció para sobrevivir lejos de ella.
Pasado algún tiempo Kathle, nombre de dicha pequeña peculiar, de actitud sarcástica, rebelde contra sus sentimientos y leal con sus pensamientos, decidió descaradamente ir en busca de Raydh, aquel herido muerto por amor. Se encontraba asustada, con temor de actuar.
Ya no podía huir de los sentimientos caprichosos de su corazón, cada segundo aumentaba más y más, cada vez se encontraba mas asustada por el avance de sus latidos. Procuraba buscar algún tipo de medicina que le permitiera disminuir aquello que la hacía perder su buen juicio. Ella lo echaba de menos, ella lo amaba.
Por otro lado, Raydh, el apuesto, considerado, centrado y romántico Raydh, piensa en ella y va a casarse…
No le duele o eso aparenta frente a su comprometida…
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