Antiguo
Progresa intranquilamente, por la pendiente escalera de su casa prolija. Recuerda, mientras avanza, como sugerido por un rayo; la rosada tarde en la que, un grupo de inquietudes grises revoloteaban por la espumosa incertidumbre del bordeado jardín, a su vez; la amable apatía de la pálida mano; vestía de cristales húmedos las pieles rojas de sus flores amargas.
Ahora. Los sentimientos callan. La situación rumorea; su cuerpo piensa, pacifico; en el enorme pasado y el eterno presente ¡que galopa! ¡Que atrevidas son las reflexiones en aquel lúgubre sillón! su apropiado abrigo cálido de piel, elaborado por los ángeles, ¡era tan ideal! cuando; de su pipa amarga deja elevar ¡el blanco vapor de la juventud!
Oppeldooc. F
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