Una calurosa tarde de verano, me encontraba con mi nieto, mientras disfrutaba de una agradable taza de té.
—¿Quieres que te cuente un cuento?
—¡Sí, abuelita!
—Escucha con atención. Este es mi regalo del Día del niño.
—¡Qué bonito cuento, abuelita! Pero me dijiste que no trataba de fantasía.
—Y así es, mi pequeño. La actitud ante la vida no es una fantasía, es una obligación que todos tenemos. Cada uno de nosotros da a los demás lo que lleva dentro, por eso es importante tener mucho cuidado con lo que damos, pues eso es un fiel reflejo de lo que tenemos. Nadie puede dar lo que no tiene.
—Ahora lo entiendo. ¿Eso quiere decir que los niños que veo en la calle y se burlan de mí o salen corriendo tienen maldad en su interior?
—Muchas veces es solo ignorancia, al no saber tratar a los niños especiales como tú. Nunca juzgues a los demás, solo trata de entenderlos.
—Gracias por tus bonitos consejos, abu. Los tomaré muy en cuenta a partir de hoy.
—Solo te diré una cosa más; al igual que sucede con Rudy, tu actitud puede cambiar el comportamiento de los demás. Recuerda que una sonrisa no cuesta nada, y es la mejor arma que existe contra la indiferencia.
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