La promesa en la encrucijada
El viento arrastraba hojas muertas por las calles vacías de Arkham, como si la ciudad misma estuviera recordando un otoño interminable. No era raro que en aquellas noches los transeúntes se escabulleran temprano a sus casas, evitando los callejones donde los faroles parpadeaban como si respiraran. Arkham nunca dormía: vigilaba. Samuel Blake lo sabía. Había...