Un olvido para el reencuentro

Un olvido para el reencuentro

Carolina Gerding

26/08/2013

Como todos los jueves, desayunaban juntos en pijama en la mesita de la cocina. Uno cebaba el mate, el otro, untaba las tostadas poniéndoles tanto dulce de leche que, cabía preguntarse si el objetivo era, ver el fondo del tarro, o dejar de ver la tostada.

No hablaban mucho, la radio hacía eso por ellos.

Se vestían apurados. El gato, protegiendo su cola, los miraba correr por la casa desde arriba de la heladera.

La barba de uno quedó relegada al día siguiente, y el peinado del otro, como siempre, era cosa opcional.

Llegaban a la estación en silencio y agarrados.  El cebador miraba la hora y le apretaba la manito cada vez un poquito más fuerte. Se rascaba la barba mientras el untador de tostadas no hacía otra cosa que mirarse los pies.

Ahí llegaba el tren, una vez arriba no lo vería en diez días. El despeinado se subió y desde el anden el barbudo le hizo un gesto de la mano.  Una boca manchada de dulce de leche le sonrió entonces picaramente desde la ventanilla.

¡Otra vez se dejó la mochila! Tendré que llevársela a la escuela – se dijo, sonriendo de oreja a oreja. 

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus