En la nariz de aquel recién nacido, bien podría colgarse un sombrero.
Desde el andén, la mujer vio acercarse al hijo, cogida de su brazo una joven de perfil romo y
de la mano, un niño de carita armoniosa.
Madre, ya todo se equilibró. La mujer olvidó su rostro sin nariz.
OPINIONES Y COMENTARIOS
comments powered by Disqus