No me gusta el trabajo.

No me gusta el trabajo.

Pocos son los que disfrutan verdaderamente de su trabajo. Yo, por desgracia, no pertenezco a ese selecto grupo de afortunados individuos, pero si que ansío poder pertenecer a él.

No supero la veintena de edad, por lo tanto, sigo siendo un retoño cerca del vientre materno. Parece un dato sin importancia pero no es así. La realidad es que aún no he vivido demasiadas experiencias pero tan solo de pensar en vivir más de las que he vivido me genera pánico, terror y ansiedad.

No estoy hecho para trabajar, no es que sea un vago, solo es que los trabajos habituales no generan en mi nada más que aburrimiento. Lo único interesante es la gente que puedes llegar a conocer, y aun así con el tiempo ese interés desaparece.

Seguramente pensaréis que soy un chico tedioso, infantil e incluso egocéntrico, pero no es así. No tengo una alta estima sobre mi mismo, tan solo me aburre el día a día de la mayoría de las personas.

Claramente hay trabajos que me gustan e incluso adoro pero ante la vista general no son verdaderos trabajos y eso hace que enfurezca.

Yo admiro las siguientes profesiones: cineastas, escritores, músicos, pintores, poetas, bailarines… Pocos son los que valoran realmente estos trabajos. Todos pagan a su dentista por una limpieza dental pero nadie quiere pagar a un dibujante por realizarle un logotipo para su empresa. ¿Nos os parece absurdo? Lo peor es que ni nuestro propio gobierno toma en serio todas estas profesiones, cosa que me parece lo peor.

Voy a cambiar lo que dije al principio. Si que me gusta trabajar, lo que no me gusta es que no tomen en serio mi trabajo.

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