Uno tras otro… pecado tras pecado… ¿Por qué seguían viniendo a mí? ¿Tenía yo algún poder o siquiera algún derecho de limpiar sus pecados? Era consciente de que lo que hacía no podía llamarse trabajo ante otros pero para mí lo era, incluso me había formado para ello… pero ahora solo me estaba arrepintiendo cuando veía cómo pasaban los años sobre mí… yo intentando ser el bueno mientras que vivía en lo mínimo al mismo tiempo que el señor Macci aparcaba su Audi frente a la parroquia para venir a confesar su malversación de fondos. Me pesaban ya las orejas de tanto escuchar.

  • Hagamos un examen de consciencia – dije casi sin pronunciar las palabras ¿Cuantas veces ya lo habría repetido? Pero solo por hoy sentí que me lo estaba diciendo a mí.
  • Padre… – siguiente. La señora Marta.
  • Marta… ¿podría ayudarme a apagar las velas del altar?
  • Por supuesto padre – ella se encaminó al altar primero, muy obediente.

Estaba agonizando lentamente dentro de este Confesionario. Se ordenó la eliminación de las rejillas por lo que ahora nos veíamos cara a cara con lo que para mí eran simples culpables pero eso solo me obligaba a gastar más energías en aparentar que estaba escuchando cuando en realidad quería morirme del asco.

Tengo ya 64 años, 40 de los cuales he servido a diferentes iglesias. ¿Cuándo tiempo llevo ya sin probar la dulzura que escondía la piel de la mujer? Ella me contaba de su aventura… estaba arrepentida pero seguía repitiéndola todos los días. Asco ¿Realmente Dios les estaba perdonando o yo les daba más razones para empezar a pecar desde cero a partir del momento en que cruzaban la puerta hacia fuera? Debería tomar la justicia con mis manos.

No estaba seguro de si mis pensamientos eran pecado o no pero me sentía bien, me sentía como un niño que cometía una travesura a escondidas…me sentía malo y eso era lo único que me avivaba otra vez la llama de mis ojos.

Marta era la única que quedaba por esta noche. Mientras ella apagaba las velas yo miraba cómo la luz dibujaba varias tonalidades en su piel. Podría tener 40 años pero se veía bastante bien para su edad. Tenía una buena casa y un buen marido, tenía incluso dos hijos… pero era una pecadora… y yo sentía que tenía que hacer algo para salvarla, tenía que tomar una decisión y tenía que ser ahora… antes de que se apaguen todas las velas. Sentía la mirada de la virgen María sobre mí…. Y con esas velas….con esa luz…. Sus ojos estaban vivos. Me miraba… pero no con la típica cara maternal llena de sufrimiento… sino con aprobación…. Estaba de acuerdo conmigo… sentía su apoyo… era hora de cambiar de profesión, así que decidí apagar la última vela.

Noticias: 04/05/2018

Una mujer de aproximadamente 40 años fue encontrada muerta en la parroquia del barrio. Se piensa que fue primero violada y luego asfixiada hasta la muerte. En su cuerpo aparece escrita la palabra “pecadora”, se cree que uno de los miembros de la iglesia fue el culpable pero el presunto sospechoso sigue hasta ahora en paradero desconocido.

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