Por Amor al Trabajo 
III Concurso de Historias del trabajo
Mientras escribía mi relato, la bulla radial del vecino, casi no me dejaba concentrarme, «Cantaba y cantaba, nunca me faltes, nunca engañes, que sin tu amor, yo no soy nadie».
Hay gente que busca obligadamente el amor como un trabajo, y no lo encuentra, sin embargo a solo tres cuadras de mi casa, la Señorita Damaris, una mujer colorina muy hermosa y refinada, trabaja vendiéndolo, incluso con tarjeta de débito.
También atiende a domicilio de martes a jueves.
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