Llevaba más de dos meses esperando y no llegaba la hora de mi contrato.
El hombre empresario adinerado me iba dando largas y siempre me decía «no te preocupes todo va bien’.
Pero nada iba bien, el tiempo transcurría con lentitud, o eso me parecía a mí.
No sé exactamente cuando perdí la paciencia y la fe en aquel hombre.
Tenía muchas ideas, pero no se concretaban en nada.
Me sentía ansiosa, nerviosa, inquieta..
Miraba como siempre el futuro y lo veía como a través de un negro túnel.
No quería perder la esperanza, pero no podía tranquilizarme, tener la suficiente sangre fría y esperar, no podía, me perdía en tinieblas.
Y cuando ya desesperaba, cuando ya no esperaba nada, ni confiaba en poder salir de aquella situación.
Una llamada vino a salvarme del desasosiego, de la inquietud, de mi triste zozobra.
Empezaba a trabajar y además en un trabajo que parecía hecho a mi medida.
Iba a dirigir sola una oficina y además tenía la finalidad de crear empleo.
Un trabajo por fin, un trabajo para mi que además ayudaría a otros.
Mi vida empezaba a tener sentido. Por fin podría demostrar mi valía, sentirme útil.
Por fin lo conseguía, en ese momento me pareció el más feliz de muchos años.
Me sentía flotar como una nube, ligera y sutil, volvía a renacer, a sentirme yo misma.
Al fin la luz, al fin la paz y la quietud, después de mucho tiempo de vagar sin rumbo, pérdida, inquieta, sola y desesperada, después de mucho tiempo sintiéndome vacía, llena de temores y oscuridades.
Al fin veía la luz al final del largo y oscuro túnel en que se había convertido mi vida.
Pero amigos, amigas desperté, sueño bello tuve una vez.
Y la realidad me devolvió a la oscuridad y a la tristeza.
Una triste estafa, una triste mentira, un sueño.
Dios mío que poco duró la esperanza, la fe.
De nuevo a comenzar…..
No quiero despertar dejadme dormir, dejadme ser feliz aunque sea un sueño.
No quiero despertar…
Otra vez sin rumbo, otra vez pérdida.
Sin embargo no puedo perder la esperanza, pero cierro los ojos y la angustia se apodera de mi ser y de mi alma.
Pienso en que quizás mañana amanezca un nuevo sol y con el nuevo día amanezca la esperanza.
Y a pesar de todo sé que sobreviviré, no sé como lo haré, pero lo lograré.
Mientras tenga fuerzas y pueda seguir caminando lucharé, quizás pierda en la lucha, quizás gane, pero sea cual sea el resultado sobreviviré. errante,
El andar errante, vacilante, airada contra el mundo.
La fuerza, la tristeza, el alma lacerada por mil heridas de la vida, no minan la fuerza, la lucha, la entereza, la soledad y el saber que has vuelto a perder una batalla más, pero aún no la guerra
La piel curtida por el fracaso, el temor en cada esquina, pero la frente erguida frente a la vida, sin doblegarse, continuando la lucha y en cada lágrima derramada y en cada paso vacilante pero firme a la vez, con la mirada al frente embistiendo a la suerte y tratando de buscar el refugio a donde la desesperación no llegue, a donde la suerte tal vez vaya y hacía allí dirigirse sin saber si ese por fin será el camino cierto, pero desafiando, retando, pensando que quizás por fin te encuentres con ella cara a cara y puedas decirle, «hola por fin te conozco, al fin te veo, ahora sé como es tu rostro….
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