¿Cómo les trata el invierno? ¿Ya se cansaron de tanto apalear nieve?
Acá como siempre, el calor no nos deja descansar y los mosquitos no paran de picotear. Pero ya sabes, prefiero mil veces morir de calor que de frío.
Las gaviotas y pelicanos comienzan a llegar a la laguna, es temporada de migración. ¡Y ustedes, por la bendita pandemia, no hay modo que vuelvan a esta su tierra! ¡Ojalá fuesen como esas aves para regresar volando con sus propias alas!
Las iguanas y garrobos ya están mudando, han dejado sus pieles grises y opacas por unas verdes y naranjas, resplandecientes y hermosas. ¡Y ustedes, no hay modo que cambien su abrigo por una camisa sin mangas!
La casa de la playa les espera, con sus palmeras agitadas por el viento que viene de alta mar. La hamaca sigue colgada, aguardando a que alguien llegue a dormir la siesta sobre ella.
Las ceibas se han despedido de sus hojas, solas se han quedado sus ramas, y unas peculiares flores han nacido, pero no alcanzan a rellenar los espacios vacíos.
Esta tarde gris esperaré como la garza sobre la rama, observando el cambio de las estaciones, hasta que ustedes decidan regresar.
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