Dos por el precio de uno.
Jesús y yo, como siempre, íbamos tarde. Nos dirigíamos de Málaga a Madrid, y habíamos quedado con una chica llamada Laura, que encontramos por BlaBlaCar. La recogida era cerca de una gasolinera, y Jesús, al ver a una chica con chaqueta roja, dijo convencido: “Ahí está, esa es Laura”. Bajamos la ventanilla y le gritamos:...