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Sucedió en un coche Relatos cortos en coche compartido

Convocatoria cerrada

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Paciencia, tiempo y dedicación 

Verónica Arranz

30/10/2024

—¿Y a qué te dedicas? Bruno llevaba horas conduciendo ante un paisaje monótono pero soleado. Compartía su viaje de Blablacar con Maribel, a quien trataba de sacar del teclear frenético en su pantallita. Al principio, no le dio importancia. “Algo urgente tendrá”. Pero a medida que Maribel dejaba todas sus preguntas sin respuesta, a Bruno le...

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Invierno 

Llevo más de una hora conduciendo y me ha dirigido la palabra dos veces. Una para decirme que abriera el portón y otra para ordenarme que metiera su pesada maleta en el maletero. Ah y otra para pedirme que quitara la música que sufría de misofonía, o sea sensibilidad al ruido, con lo que implícitamente está...

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Un viaje inesperado 

JOSE ANTONIO

08/10/2024

Ella iba a asistir a una boda en Sevilla. Una amiga le había recomendado utilizar una aplicación en la que se compartía coche. Curiosa, se dio de alta y realizó una búsqueda junto a su amiga. Entre muchos otros, se fijaron en él, motivadas por ser un chico con experiencia y excelentes opiniones. Llegó el...

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Una segunda vida 

Una imagen parecida a un sueño, una escena sacada de la deformación de los recuerdos o un hecho real, tal vez algo sacado del inconsciente. No lo sabía nadie, pero el abuelo lo describía con detalles: “Tenía sólo ocho años. Íbamos en el coche de mi padre por la Sierra Madre Oriental rumbo a Veracruz....

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Aquello que callamos 

Os pongo en antecedentes: en el mismo coche viajan, desde Valencia a Barcelona, Carlos, el conductor del vehículo, hombre responsable, trabajador y, por qué no decirlo, un poco tacaño; Daniela, la copiloto, despampanante a más no poder, trabaja en la empresa de Carlos; Sara y Manuel viajan en los asientos traseros. Todos fueron recogidos por...

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El Fiat 58 

Roberto

07/10/2024

Entusiasmado por conocer Acapulco, no me importó viajar apeñuscado en el compacto Fiat de Manolo. De copilotos Silvia y sus dos pequeños hijos; los demás en el asiento trasero: Fernando, Chiquilín de casi dos metros de altura y yo, pero Arriba de nosotros, Martha, Lourdes y Patricia… Sin hacer alusión a su corpulencia. Una semana antes,...

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MI PRIMERA VEZ 

Giré a mano izquierda muy lentamente, tanto como si en esa curva compensara los diez minutos que llevaba de adelanto. Coches frenéticos me pasaban por ambos lados y pitaban y daban las luces. Estaba expectante, era mi primera vez. Nada más parar llegó Lilith, ponía en la aplicación vestido rojo, cincuenta años, gran conversadora. A...

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Cuatro cacos y una carraca 

XeniuS

06/10/2024

Esto de compartir coche no suele ser, por lo general, buena idea. En este particular que me ocupa los implicados se conocían perfectamente. Les voy a contar de forma muy breve la disparata peripecia de cuatro cacos de poca monta que hartos de malvivir con pequeños timos y algún que otro robo con la técnica...

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Humor de artista 

Maga

03/11/2024

Artista. Los tirantes y el bigote a lo Dalí me dan las pistas inequívocas. Alguna vez, aunque pocas, dejándome llevar por esta intuición, me he equivocado. Abogados, jugadores de baloncesto, fumadores o no, con o sin hijos, amantes de los gatos, almas viajeras, modernos o conservadores son algunos de los atributos que han llegado a...

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Capicúa 

santiago legido

29/10/2024

– ¡Capicúa ¡ – Grita la niña cuando nos adelanta un coche. – ¿Perrrdon? Yo no entiende… – Se extraña la pasajera Inglesa. – Capicúa – intento explicar; -que se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda… -De izzzquerda a dreeecha … a dreeecha a …. ¿que? Y a la niña...

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Un calcetín solitario encima de una cinta americana 

Susann Mayer

03/11/2024

Lo primero que vi cuando me monté en el asiento trasero del Chevrolet con los parachoques abollados, fue un calcetín solitario encima de una cinta americana y un bote de vaselina. El único viaje disponible en BlaBlaCar desde este pueblucho empezó como una película de dos guiris metiéndose en un carro de narcos. Tuvimos que entrar por la única puerta no atascada. Nosotras primero, luego el conductor con su chaleco raído de cuero y al final su compinche con la melena recogida por una bandana. Mil pensamientos pasaron por mi cabeza. Regla número uno: Nunca subas a un coche con dos desconocidos en un lugar perdido. No me pude creer que mi compañera se quedara tan tranquila cuando le señalé mi descubrimiento. El colega del conductor tomó el último trago de whisky y empezó a pelar una manzana con su navaja. Escribí rápidamente unos WhatsApp con la descripción y matrícula del coche para que tuvieran una pista por si encontraran nuestros cuerpos en algún acantilado. Mi amiga sacó su tercer sándwich que había comprado durante la larga espera en el parking. Ni siquiera nos pidieron disculpas cuando aparecieron casi hora más tarde en el punto de encuentro en el polígono industrial. Con la música heavy metal a tope, salimos de la autopista a un camino rural. Alcé la voz algo temblorosa: “Vamos a Madrid directo, ¿verdad? ¡Tengo que dar una clase!” Se rieron. No sé si de mi miedo o de pensar en sus planes con nosotras. Intentaba recordar las llaves que aprendí en mi única clase de Aikido. Mi amiga se había dormido con la nana hardcore. Quedaba yo sola para defendernos. El colega peludo puso morritos al conductor reclamando un beso. “¡Ahora no! Ya nos divertiremos.” Mi pulso superó la velocidad máxima permitida, cuando frenamos de repente. “¡Nena, pásame la cinta americana!” Señor Chaleco salió, acercándose al maletero. Me estremecía con cada golpe en mi respaldo. Continuamos el viaje. Mr. Melena empezó a acariciar la pierna del chófer. “Cariño, ¿Dejamos a las chavalas en su trabajo?” El del chaleco asentía me gritó por encima de los ronquidos de mi amiga. “¿Dirección? No puedo entrar en el centro, pero qué más da.” Dando una vuelta en redondo, entró por las cuatro torres de la capital. Rápidamente, desperté a mi amiga. Cuando nos bajamos, los dos rockeros estaban apoyados en el maletero encintado, intercambiando besos pasionales. “Dejadnos buena reseña.”

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Tal cual soy 

Durante seis horas, tu hermano no apartó la vista del celular, tu madre roncó con el descaro de un ebrio, y tu padre, con los brazos rígidos sobre el volante, se negó una y otra vez a detenerse, impidiéndome aliviar la vejiga. Me habías dicho: “Iré el lunes. Adelántate y aprovecha el fin de semana viajando con...

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