Sucedió en un coche… y seguirá sucediendo
Los viajes compartidos te ayudan mucho más que a pagar la gasolina... te ayudan a recuperar cosas que, a veces, ni siquiera sabías que habías perdido.
740participaciones
Los viajes compartidos te ayudan mucho más que a pagar la gasolina... te ayudan a recuperar cosas que, a veces, ni siquiera sabías que habías perdido.
Un beso. Si claro, otro beso. Son dos. Me voy que llego tarde. Un coche. Embrague, primera, acelera, conductor de primera. Rrruuuummm. Chiiiii. Rruum, rrumm, chiiii. Badén, rotonda, badén. Badén, rotonda, badén. Viejecilla en tacatá. En trescientos metros gire ligeramente a la derecha, a continuación, en la badén-rotonda-badén, salga por la séptima salida. Redirigiendo. Mmmm....
Unos pasajeros del Bla bla car inician una discusión por la ventanilla hasta que un final sorprendente los deja sin argumentos.
Un chofer bonaerense levanta a tres pasajeros que no se conocen entre sí y, para hacer más ameno el viaje, les propone jugar un juego.
El auto se detuvo en el punto acordado en la aplicación de viajes. Bruno subió y echó su mochila al asiento trasero. —¿Está bien si dejo ahí la mochila o pasaremos por alguien más? —Ahí está bien, no viene nadie más —contestó Elías, un tanto cortante. Como Bruno no estaba interesado en entablar conversación, no...
Cuando llegué, un hombre alto y robusto custodiaba la entrada. El hombre llevaba una barba abundante y el logo de Blablacar tatuado en el brazo. Me miró serio y me pidió el numero de reserva. Se la di. -Espere allí. Tres personas esperaban en el vestíbulo. Un hombre de cincuenta, un treintañero y una veinteañera....
Y estaban justo ahi, dentro del vehiculo que acababan de tomar compartido como de costumbre; Francisco y su pareja, compartian trayecto con dos personas mas, es un viaje normal se puede ver como caen las gotas de lluvia, es una tarde muy fria, al fondo se puede escuchar una leve melodia y alguno que otro...
Cuando el asiento trasero estaba vacío, solía recostarme para adivinar el recorrido solo contando y prediciendo las curvas hacia la derecha e izquierda, guiándome con las copas de los árboles que parecían mirarme curiosas en mi entrañable travesía. Venían a mi mente esas miles de historias respaldadas por recuerdos anecdóticos, que mi abuelo recitaba con...
Apenas cuarenta centímetros de una cabilla a la otra, en ese espacio va sentado en un banco. Los pasajeros son muy diversos, en común solo la cantidad de dinero. Las paradas son frecuentes, ¿La velocidad?, la máxima permitida por este coche del infierno, equipo de cargas adaptado para personas. Y allí va solo, en ayunas,...
Mi Citroën C4 coupé, al que llamaba cariñosamente «la flecha plateada», me permitió vivir grandes momentos en una corta etapa de mi vida, cuando vivía en Montpellier y realizaba con cierta frecuencia el trayecto entre esta ciudad y mi Valencia natal. Compartir el viaje permitía financiar el combustible y los peajes, cuando éstos aún estaban...
—Daniel, que mierda estás haciendo, llevo esperándote una eternidad, ¿Estás bien? —¿Estoy qué? Lucas, me quedé dormido y me olvidé llamarte —dije con una sonrisa y muchísimo sueño. —Si, si, eso lo sé, vengo a decirte algo importante. Lucas apartó la ropa que había en el sofá y se sentó. Estaba nervioso, restregándose las manos...
Un pequeño relato sobre un viaje en mitad de una tormenta.