QUERIDOR LECTOR LABORAL:

QUERIDOR LECTOR LABORAL:

David Ortega

13/06/2016

Querido lector:

Existen muchos tipos de personas en el mundo. Se trata de gente con la que te cruzas cada día, a la que ves cumplir con su rutina cada mañana y que te rodea diariamente sin que, en muchas ocasiones, te des cuenta. Si nos fijásemos en ellas, aunque fuese mínimamente, un poco cada día, acabaríamos conociéndolas mejor que mucha otra gente con la que dicen que tienen más relación (o aparentan tenerla). Simplemente, están ahí. Día sí, día también y, al igual que nosotros, han tenido, tienen o tendrán una vida laboral que les servirá para “ganarse el pan de cada día”, como suele decir la expresión. Seguramente en trabajos mucho más diferentes que el tuyo: algunos trabajarán indirectamente para ti, como ese malabarista que te sorprende cada mañana en el paso de cebra intentando hacer su agosto en el centro de la ciudad, y para otros, trabajarás gustosamente, como ese ejecutivo trajeado que te escucha mientras narras las noticias cada tarde-noche.

Como aclaración, mi primer trabajo fue en una emisora de radio. Era (y posiblemente seguirá siendo) poco conocida, así que limitémonos a llamarla Radio Ninja. Pero eso da igual. Aquí no es adonde quiero llegar.

El caso es que todo el mundo que te rodea (la inmensa mayoría, por matizar) tiene un trabajo. Por ello, al igual que tú puedes saber cuándo el malabarista no ha sacado el dinero suficiente para permitirse una comida decente, ellos también deducen cuándo has tenido un mal día. Y no es solamente por la cara de amargado con la que estés volviendo a casa, sino porque todo trabajo en el mundo tiene una serie de tópicos o variables para generalizar los momentos más indeseables de cada jornada. Además, sirven para establecer nuestros ánimos dentro de lo que yo llamo “Escala Día-Coñazo”, que sigue una filosofía con la que (seguro) todo el mundo está de acuerdo: cuanto más largo se nos hace el día (X), más coñazo es (Y). Algunos de estos tópicos son:

– El primer día: todos somos únicos, pero todos hemos pasado por uno. Además, no sé por qué (corrígeme si me equivoco, lector), pero cada uno lo pasa de forma emocionantemente diferente. ¿Quién ha tenido un primer día aburrido? Durante el mío en Radio Ninja, me quedé encerrado en el estudio (con el programa en directo) y a mi jefe le dio un mareo de esos por no se qué bajada de tensión o algo así (ahí aproveché para quedar como buen salvador gracias a mi recién obtenido Doctorado en Bajadas de Tensión y Peloteo, aunque de poco me sirvió).

Dua durk: se trata de esos días en los que estás hasta el cuello de cosas que hacer, tienes que ir de un lado para otro como un cagaprisas y no tienes tan siquiera un segundo para avisar adecuada y cómodamente por Whatsapp que hoy estás teniendo un “día duro” (a no ser que tengas el corrector simultáneo). 

– La tormenta perfecta: es ya el siguiente nivel. Añádele al dua durk una charla con tu jefe en el despacho o un error inconcebible en la pronunciación de una palabra en el directo de las noticias. En definitiva, los días moralmente arrolladores.

– La historia de mi vida: tú cada vez que algún becario se queja de lo mal que lo está pasando ese día y siente la urgente necesidad de perder tu preciado tiempo contándotelo. Venga campeón, cuando dejes de graparte el dedo sin querer me cuentas.

– Tu oficina: ¿soy el único que piensa que está formada por los personajes más locos de España (servidor incluido)?

– El piti de descanso: gracias a él, por fin entiendes el sentido de fumar.

– La terraza: no tiene que ser necesariamente una terraza. Simplemente se refiere a ese espacio pequeño en el que tú y tus compañeros de trabajo os hacináis para hacer vuestros pequeños descansos en los que normalmente se acaba poniendo a caldo a alguien.

– “A” debate(r): el lugar donde van a parar las no-conclusiones de todas las discusiones en las que os acabáis enzarzando en la oficina, todo porque uno (véase, el técnico de Radio Ninja) se aburre y decide meter el dedo en la yaga con algún tema controvertido. Para cuando estalla la bomba, él ya ha vuelto a su sitio y no le pilla ni la metralla.

Este último tópico me recuerda al del “Michael Jordan colgando del aro”. Todo aquel que haya vivido una experiencia laboral en una empresa pequeña ha tenido que pasar por ese momento en el que no hay papel higiénico (te dije que te la tenía jurada, técnico de Radio Ninja).

Y esto es solo el comienzo de una lista interminable de variables laborales que nos hacen parecernos un poquito más a esos desconocidos con los que coincidimos todos los días. Sí, todas son malas, pero ¿y las risas que uno se echa cuando las recuerda tomando algo en un bar, cenando o incluso en “la terraza”?

Lamentablemente, hay que asumir que el ser humano occidental ya no “trabaja para vivir”, como suele decir la expresión, sino que vive para trabajar. Sin embargo, partiendo de esa base, si levantásemos por un segundo la vista del móvil, o del semáforo, o simplemente dejásemos de comportarnos como hormigas yendo cada día en busca de su cacahuete, tal vez nos sorprendería lo que pudiésemos encontrarnos a nuestro lado: escuchar cómo sobrevive el malabarista a sus “Michael Jordan colgando del aro” (en serio, esa gente parece que no va al baño), o chafar “la historia de mi vida” del becario en su estúpida sección de los viernes por la tarde, etc.

Quién sabe con lo que nos podemos topar cuando estamos completamente fuera del ámbito laboral… pero mira que hay cosas de las que reírse cuando hablamos de él. Yo me he entretenido un rato escribiéndolo. Espero que tú también, querido lector laboral, con quien tanto comparto.

IMG-20151008-WA00032.jpg

IMG-20151121-WA0006.jpg

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus