ESPERANZA (Naturaleza y medio ambiente)

ESPERANZA (Naturaleza y medio ambiente)

Amanece como siempre nublado y oscuro, hoy 20 de junio de 2050.

 

El sol apenas anuncia su presencia con un tímido rayo, que se cuela por la niebla espesa y tóxica que dejó la explosión. Los resquebrajados edificios, como testigos mudos de la hecatombe que todos conocemos, encierran aun la esperanza dentro de ellos. Corazones que palpitan con acelerado frenesí y pulmones que milagrosamente respiran contra todo pronóstico, en medio del aire enrarecido que produjo el desastre nuclear.

 

Ya no se ven niños. Los pocos nacimientos sanos que se registran tienen un futuro incierto. Treinta y cinco años atrás, los parques se llenaban de risas y gritos de alegría. Ahora solo son habitados por lo insectos cuya fortaleza les permitió sobrevivir y que por fortuna, nos sirven de alimento. Las atracciones infantiles, corroídas y oxidadas, están cubiertas con esa hiedra que sube desesperadamente buscando ese rayo de sol tímido que se cuela…

 

Pero la noticia de hoy no está en los parques, sino encerrada en uno de esos edificios resquebrajados que sirve como laboratorio para el doctor Alborada, cuya esperanza inquebrantable le ha permitido seguir trabajando. Pese a su edad avanzada, tenazmente se esfuerza por crear un ambiente artificial en el que pueda cultivar árboles frutales y no esa odiosa hiedra que está invadiendo todos nuestros espacios. Hace tiempo que no se ve uno: alto, frondoso, lleno de deliciosos frutos. Al caminar por las calles casi desiertas, solo se observan los troncos quemados y secos. Troncos que en el pasado casi remoto, se ramificaban majestuosamente, sirviendo de refugio a las aves y alimentándolas con generosidad.

 

Pero ayer, durante la entrevista realizada al doctor en su laboratorio, se pudieron observar esas diminutas plantitas que se asoman sobre la tierra del semillero, alumbradas por la luz artificial y bajo el ambiente que este sobresaliente científico les proporciona. Lejos de las condiciones estériles en la contaminada tierra de afuera.

 

Ha dado resultado el esfuerzo. Porque allí, en el incipiente verde de esas plantitas que han empezado a crecer, está fortaleciéndose la esperanza.

 

Esa esperanza encerrada tras las ventanas de los resquebrajados edificios…

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