El Síndrome del Inhumano (Salud)

Cuatro años han pasado ya desde que en 2046 Johan Von Kleist realizara con éxito el trasplante del primer hígado fabricado enteramente con tejido sintético en el Hospital Universitario de Düsseldorf. Annika Metzler, su receptora, fue sometida desde ese momento y a lo largo de todo un año, a constantes observaciones y minuciosos chequeos que corroborasen el perfecto funcionamiento del órgano artificial, y fue la aparente superación de todas y cada una de estas pruebas, junto con la notable escasez de donantes, lo que empujó a la OMS, (Organización Mundial de la Salud), a dar el visto bueno a la producción en masa no sólo de hígados, sino de todo el conjunto de órganos que conforman el cuerpo humano.

Decenas de miles de trasplantes se han llevado a cabo desde aquel feliz día en que las listas de espera para los receptores pasaron a ser sólo un mal recuerdo, mas a pesar de que ninguno de estos órganos ha sido rechazado por el cuerpo beneficiario y su funcionalidad en todos los casos es más que óptima, un brote de alarma ha surgido entre la población intervenida por esta operación quirúrgica. 

Se le ha bautizado como «Síndrome del Inhumano» y ha afectado ya al 36% de los trasplantados. Hablamos de un trastorno psicológico que altera gravemente el comportamiento del individuo, creyendo quien lo sufre no depender de procesos biológicos tan básicos para nuestra supervivencia como lo son la ingesta de líquidos y alimentos, lo que conduce al sujeto a un estado de inanición severa e incluso a la muerte si los síntomas no se detectasen a tiempo. «Se consideran cíborgs», ha declarado Duncan Allen, psicólogo en el Hamilton Hospital de Iowa y descubridor del primer caso, «y reniegan de su condición humana.»

La OMS ha anunciado que todos los casos de los que se tiene constancia están siendo ya estudiados y puestos bajo tratamiento psicológico, aunque se baraja la posibilidad de someterlos nuevamente al trasplante de un órgano humano como solución definitiva. Puede que, al final, la agilización de las listas de espera haya sido tan sólo un sueño fugaz.