LOS TECHOS ROTOS DE COLOMBIA

Espesos nubarrones surcan el cielo y desde sus obscurecidas entrañas, inmensas gotas se desprenden y en instantes se transforman en flechas plateadas que raudas surcan el espacio para estrellarse furiosas contra el suelo de las erosionadas montañas y valles del pie de monte amazónico; con inusitada rapidez forman violentos arroyos y van arrastrando en su violento paso hasta con la esperanza.

Juan el hijo mayor de Pedro y Ezilda, mira con tristeza desde el andén del rancho que su familia habita, como la mezcla amarilla de agua y lodo se desplaza por las hondonadas sin fin al tiempo que siente como el agua traspasa las podridas hojas de zinc inundando el espacio donde cocinan y duermen. Asustado, el niño pregunta a su padre cuando terminará tanta angustia y Pedro ingenuamente responde «posiblemente me regalen tejas nuevas para las próximas elecciones»

Pasan los años y muchas elecciones, el niño asustadizo y preguntón se tornó en elector y votó por diversos líderes capaces de cambiar su situación pero, aún no sabe qué responder a sus hijos cuando lo cuestionen sobre las goteras de su rancho cuando llegue el próximo invierno pues igual que a su padre, nunca le entregaron las tejas prometidas.