Metro Ventas. Desde el andén, dirección Cuatro Caminos, no puedo evitar estar nerviosa. He llegado demasiado pronto. Llevo quince minutos esperando. Se acerca la hora. Entra un tren !Ay, se me acelera el corazón! ¿Vendrá en éste? No, no veo a nadie con la carpeta amarillo limón. !Vaya un color! Me beneficia, así lo localizaré a primera vista. !Qué bueno! Él no me reconocerá, le dije que vendría con vestido blanco y lo cambié por uno azul ¿Quién me mandará meterme en estos líos? !Qué sola me he quedado en la estación! 

Llega otro tren !Qué nervios!  ¿Vendrá en éste? Son las siete. Si es puntual, aparecerá. Si no me gusta… doy media vuelta y me voy !Cuántos viajeros salen ahora! !Oh, si! !Creo que ha llegado! Parece que diviso el amarillo de la carpeta entre la gente que sale del último vagón. No puede ser otro. Por fin, se despeja el andén !Ya lo veo! Se ha quedado cerca de la pared… !Junto a su perro! !Que ironía! Sonrío, me miro el vestido y corro hacia su encuentro.

– !Hola Jose, soy Eva!

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