Punto de intersección

Punto de intersección

Mildred Amaya

15/04/2020

En geometría, una intersección es un punto, línea recta, curva, superficie o volumen, que es común a dos o más elementos.

Vancouver, otoño de 2019.

Me encontraba iniciando el tercer semestre de la maestría en ciencias administrativas y en uno de los cursos, el profesor nos pidió armar grupos de trabajo, estos debían estar formados por personas de diferentes nacionalidades y él los eligió al azar. Mis compañeros serían Arash, un iraní muy inteligente, con una maestría en el área financiera, Sreena, de la India, su área era farmacia y Malina, proveniente de Siria y dentista de profesión. Aquel curso se convertiría en nuestro punto de intersección, cuatro personas sin nada en común pero allí estábamos, trabajando juntos.

Arash, nació en Teherán hace 34 años, su familia decidió salir de Irán cuando él tenía 20 años hacia Estados Unidos, pero él por ser mayor de edad no pudo irse con ellos, allí empezó su peregrinaje. Cinco mil años de historia pesaron detrás de aquella decisión de migración, hacía 40 años del triunfo de la Revolución Islámica, terminándose así 2.500 años de monarquía ininterrumpida y nacía un nuevo sistema de gobierno controlado por el clero. Han sido cuatro décadas de difícil encaje entre la República Islámica y Occidente, recientemente en 2004 los conservadores retomaron el poder y con ello se recrudecieron las medidas restrictivas religiosas a la población. El gobierno controlaba todo, desde lo que se podía ver en televisión hasta con quién salías, pasando por la prohibición de fiestas, leer libros de otras religiones o saber qué pasaba en otros países. La cultura occidental y el conocimiento de esta fueron considerados blasfemia. Básicamente, la gente quería salir de allí para obtener su libertad.

Como Arash no logró obtener la visa para entrar a Estados Unidos, su destino fue Malasia, allá pudo estudiar una carrera, una maestría y tratar de hacer una vida mientras esperaba que las condiciones cambiaran para poder reunirse con su familia.

Después de los ataques a las torres gemelas en 2001, las relaciones Irán – Estados Unidos se fueron deteriorando, lo que empeoró la situación de aquellos iraníes que querían migrar a este último país. En 2009 al Barak Obama ocupar la presidencia del país norteamericano, hubo una esperanza para estos iraníes, entre ellos Arash, pero la oportunidad no llegó. En 2018 se hizo insostenible su residencia en Malasia, después de evaluar alternativas, Canadá fue el destino escogido, ese sería nuestro punto de intersección.

Sreena, no supera los 25 años, está en Vancouver con su esposo. Casarse y estudiar en un país extranjero fueron las opciones que ella encontró para escapar de la realidad que viven las mujeres en India, donde son consideradas como un bien económico sometidas a las decisiones de sus padres hasta que se casan. Generalmente los padres escogen el hombre con el cual la hija debe casarse, luego del matrimonio la mujer depende totalmente de la voluntad de su esposo y de la familia de éste. En los últimos años estas costumbres han venido cambiando y así mismo hay hombres que tienen una mente abierta, como el esposo de Sreena, el cual está de acuerdo con la igualdad de género y por lo tanto juntos decidieron hacer su vida en otro lugar muy diferente a su país. Así, ella ahora está en mi curso, en ese punto de intersección que me ha permitido conocer estas prácticas que desde mi punto de vista occidental se ven retrogradas y equívocas.

Malina vivía en Damasco, capital siria, cuando en 2011 estalló la guerra civil entre las fuerzas armadas y la oposición siria, que incluye grupos terroristas como el llamado Estado Islámico. Como en todas las guerras se vuelve difícil distinguir civiles de objetivos militares y este no es el caso de excepción. Malina despertaba todas las noches por las sirenas que alertaban a la población sobre bombardeos, gritos de terror, sangre, sudor, se convirtieron en su día a día. Era difícil vivir con la imagen de niños heridos, huérfanos; ella no quería que sus hijos fueran a pasar por aquel horror. En consecuencia, su familia decidió pedir asilo como refugiados en Canadá y hace seis años que viven en Vancouver, nuestro punto de intersección. La cultura acá es muy diferente a la de su país, el cual amaba pero que por ahora no es viable como hogar. Malina extraña todo, aún no se ha adaptado al estilo de vida norteamericano, para ella la gente en este país es tan fría como el clima.

Yo salí de Colombia hace dos años con mi esposo y mis hijos, habíamos logrado vivir comodamente en medio del caos que supone un país en vía de desarrollo, con una guerra civil interna de 50 años, no tan recalcitrante como la de Siria, pero guerra al fin y al cabo. Vivía en una de las ciudades más importantes del país y la mayor parte del conflicto armado ocurría en las zonas rurales, las noticias sobre masacres, secuestros y extorsiones eran el pan de cada día. En el trasfondo de la guerra civil, la corrupción se comía al país desde las entrañas, dejando migajas para los servicios básicos como salud y educación. Lo que dejaba a las ciudades sumidas bajo delincuencia común, altas tasas de desempleo y la ignorancia de la población. No era la situación ideal para criar hijos, así que con lo poco que teníamos y después de mucho pensarlo nos vinimos para Vancouver, empezando de cero, dejando atrás a nuestras familias y todo lo que éramos.

Yo encontré acá lo que estaba buscando, por el contrario, Arash no pierde la esperanza de encontrarse con su familia, aun no se decide por empezar su propia familia ni echar raíces en algún lugar, Sreena no quiere regresar a la India y Malina desea con todo su fervor poder volver a Siria. Es curioso que para unos nuestro punto de intersección es un inicio y para otros es solo parte del camino, pero a todos nos ha permitido ver que no estamos solos.

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