Lourdes se tumbó en la cama de su habitación. Una minúscula habitación en una casa enorme. En ese momento hizo balance de este primer año en París, donde fue a trabajar, ya que en aquella época no había muchas opciones en Tánger y tampoco en España. Pero ella sabía francés y su hermana le había conseguido una oportunidad de trabajo para unos multimillonarios franceses. Sólo tenía que hacer compañía a la madre de la familia. La suerte quiso que se hiciera amiga de su hija que tenía la misma edad, y encajara muy bien en la familia. La trataban bien y la hacían partícipe de todos los eventos importantes. Lo que más le gustaba eran las vacaciones en el palacete que tenían en el campo, aunque también pasaba buenos momentos en la casa de la costa azul. Siempre recordará que ellos le hicieron su primera tarta de cumpleaños. Además, los fines de semana podía pasarlos con su hermana y sus dos sobrinos. La verdad, había tenido mucha suerte y había conocido una ciudad maravillosa.

Pero allí le faltaba algo… Ya había pasado un año desde que se marchó de Tánger, echaba de menos a su familia y a su Ramiro, sobre todo a su Ramiro. Habían hecho muchos planes juntos y no veía el momento de volver a reunirse con él. A él le había salido una oportunidad de trabajo en Suiza y durante este año había estado preparando todo para poder establecerse allí con Lourdes. Solo tenía como recuerdo una foto de los dos que él le había dado antes de que se fuera, en el reverso podía leerse “Te quiero Lourdes, pronto volveremos a estar juntos. Ramiro.” Le dio un beso a la foto y apagó la luz para soñar con su reencuentro.

Una semana más tarde llamaron al timbre. El mayordomo de la casa fue a avisar a Lourdes la visita era para ella. Cuando bajó las escaleras y le vio ella se emocionó tanto… Era Ramiro, la había sorprendido sin duda. Esa noche cuando terminó su jornada salieron a cenar y pasearon por París. Pasaron unos días juntos recorriendo la ciudad, ella le enseñó sus rincones favoritos.

Tuvieron que volver a separarse Ramiro tenía que volver a Ginebra, sus días de vacaciones habían terminado. Pero esta vez sabían que ya quedaba menos para poder cumplir sus sueños y todos los planes que tenían.

Tras un año pudieron volver a verse, su reencuentro fue en Tánger, por fin se iban a casar y rodeados de toda su familia, comenzaba una nueva vida para ellos, pero ahora estaban juntos y nada podría separarles.

Después de la boda se fueron directamente a Ginebra. En el coche ella pensaba en lo que vendría, la verdad es que la incertidumbre le provocaba a la vez ansiedad y emoción. En el fondo ella sabía que no era para siempre, Ramiro se lo había dicho, algún día volverían a sus orígenes el lugar donde realmente se sentían en casa, España. Todavía no podían volver, Ramiro no había hecho la mili, así que tendrían que esperar unos cuantos años más. Pero eso no iba a impedir que se quedaran con lo mejor de cada lugar donde habían tenido que hacer parte de su vida, ciudades donde habían tenido que trabajar y adaptarse, ciudades que les habían acogido.

Lourdes empezó a trabajar como costurera, pero luego llegaron los bebés y decidieron que lo mejor era que ella se quedara en casa para estar con ellos. La gente que conocieron allí les acogió muy bien. El jefe de Ramiro tenía mucha simpatía por él, siempre estaba pendiente de que no les faltara nada.

Tras 6 años Ramiro decidió cambiar de trabajo, quería mejorar su situación. Pero le engañaron, no le dieron el puesto prometido. Tuvo que empezar a trabajar por las noches como vigilante de seguridad, querían ahorrar dinero. La vuelta a casa se había precipitado tras estos últimos acontecimientos. Además, los pequeños estaban creciendo y cuanto antes se trasladaran mejor sería su adaptación.

Cuando finalmente volvieron a España casi 11 años después y con 3 hijos se dieron cuenta de que el hogar estaba donde estuvieran ellos. Juntos habían podido convertir en hogar todos los sitios a los que tuvieron que emigrar. El hogar lo llevaban ellos en sus corazones.

Llegaron a España sin muchos recursos, con algunos ahorros. Pero una vez más, sacaron lo mejor de sí mismos y consiguieron labrarse un futuro y una vida. Una vez más estaban juntos en lugar nuevo, pero con todo el amor para salir adelante.

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