No hay nada más contradictorio que la familia. Han pasado décadas desde esta fotografía. Mis padres emigraron en busca de fortuna, con una mano delante y otra detrás. Nos ofrecieron una educación estándar a mi y a mi hermano, y la aprovechamos de la mejor forma posible. Cuando era más pequeño, creía que eran como superhéroes y que su súper poder era materializar todo lo que pedíamos. Ropa de buena calidad, comida abundante, estabilidad y bienes materiales a punta pala. La realidad me golpeó en la cara, como una tabla de surf arrastrada por las olas. Pertenecían a la mafia. Traficaban con polvo blanco, y el negocio familiar, una peluquería, no era más que una excusa, un pretexto para el blanqueo de dinero. En aquella época el uso de la lavandería para tal uso, ya estaba muy trillado. Durante mi adolescencia, cursé un máster en la escuela de la vida. Mi hermano muerto de sobredosis, mis padres endeudados, por una más que considerable partida de cocaína adulterada. Bueno, más que adulterada, fue sustituida por un 50% de polvos talcos. El timo típico de las películas de gánsteres americanos. En mi hogar, de repente, la nieve, se volvió lluvia ácida y todo el peso de nuestra existencia y permanecía, dependío de mí. Un joven, apenas aún un niño, que vivía en las nubes, y que aterrizó de sopetón, estrellándose contra el duro asfalto. No se como lo hice, pero tenía un don. Los ahorros que eran para la universidad, los empleé para rodearme del más fiel equipo de matones y ganarme su respeto a base de talonarios. Todo esto podría ser verdad, igual que también podríamos ser extraterrestres y venir de Marte para conquistar el mundo. O ser ricos, tener un yate y un jet privado. Pero la realidad, es que mi sangre, proviene del obrero que ha trabajado de sol a sol para ver resignado como su sueldo (casi en su totalidad) se lo lleva (llamale robo, llamale impuesto) el estado. Y seguimos igual, aunque ahora ya tenga más de 40 años. También podría ser un descendiente del Rey Arturo, un bufón, un juglar o un simple humano que expresa lo que siente y vive; mediante el arte de la palabra, para acercarla a otros corazones, que son pelones, que no se conforman con lo que hay, que luchan por dejar un mundo mejor del que han encontrado, aunque para ello, pierdan dinero, amigos y familiares por ser incomprendidos. Cualquier vida es posible si decides caminar, en lugar de estar sentado, acomodado, ajeno a la realidad. Busca dentro de ti y hallarás tu verdad, y eso, querido lector, nadie te lo podrá (jamás) arrebatar.
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