¿ERA YO?

PorLuis Crespo

Se había afeitado más tarde que de costumbre. Cuando terminó su desayuno, dobló el periódico, se puso unas gafas para el sol y entró a la cocina, donde Carmen acababa de guardar una botella en la heladera. Cuando acercó su mejilla para besarla ella abrió sus siempre cautivantes ojos y, mientras se secaba las manos, le preguntó, casi asustada:

-¿Adónde vas?

-¿Cómo que adónde voy? A dar una recorrida por el barrio ¿No escuchaste lo que están diciendo en la tele y en las redes?

– Por supuesto que sí ¡Y no escucho otra cosa! ¡Que no hay que salir de casa, Juan! Estamos en cuarentena.

– Sí, ya sé. Me refiero a lo que están pidiendo.

Ella apoyó, con extrema suavidad, sobre el hombro de Juan, su mano derecha con esas uñas siempre tan cuidadas y lo indagó:

-¿Qué…?

– Que estemos atentos. Si sabemos de algunos abuelos que vivan solos, que averigüemos si necesitan algo. ¿Qué se yo? Algún remedio, alguna compra…

Carmen acomodó una hebilla en su pelo siempre impecable y lo invitó a sentarse.

  • Juan. Mi amor. ¿te parece?
  • Mirá, chiquita. ¡Soy médico! Siempre trabajé y trabajo en emergencias. Nunca desatendí a nadie y menos ahora. Por otra parte ¡son nuestros vecinos! ¡Son abuelos, Carmen!
  • Juan … a ver… ¿con quiénes estuviste, anoche, haciendo chistes, a través de la pantalla de tu celular?
  • ¿Cómo con quiénes? Con Dieguito y con Isabel. Nuestros nietos.
  • ¡Ah bueno! Ahora que me entero: resulta que tenemos nietos; entonces … somos abuelos.
  • Y eso ¿qué tiene que ver? La tele dice que hay que cuidar y ayudar a los mayores de 65.
  • Y nosotros, Juan ¿cuánto tenemos?
  • Nosotros setentay…
  • Bueno, pero hay que ocuparse de los abue … de los mayores que viven solos.
  • Y nosotros, Juan ¿con quién vivimos?
  • ¡Ah! ¿Éramos nosotros? ¿Era yo?

Y quedó callado mirando el piso.

En ese momento, sonó el timbre. Unos jóvenes vecinos venían a preguntar si necesitaban algo.

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