La moda de los huesos

En este espejo conocí la moda de los huesos. Los susurros de mi mente me lo indicaron, la perfección del mundo lo gritó… mi piel lo absorbió, llegó a mi inconsciente, luego se transfirió como un mal virus a mi consciente e inundó sin piedad a toda mi mente.

En invierno o en verano, luzco mis huesos sin modestia, con orgullo y belleza. Es mi lema, es mi elegancia, es mi mal psicológico que me mata… sí, que me mata a pasos gigantescos y me tiene cautiva en este laberinto de sueños, aspiraciones y retos.

Me intento refugiar en estas imágenes de mi misma que detesto, me oculto bajo el manto de la odiosidad y la baja autoestima. ¡Corro y corro!, ¡es que el mundo me persigue!, ¡se la pasan resaltando mis defectos! ¡desgarrando a mi esencia! Por Dios… soy un pobre costal de huesos.

¡Miren todos! El maquillaje se escurre por mi rostro… ¿no es esto lo que querían?

Soy perfecta. La mujer idealizada.

Mira tú ahora a mis huesos, los he pulido. Además, ahora pongo cadenas sobre mí para generar más encanto… y es que he arreglado en definitiva cada arista de mi cuerpo para que tus ojos preocupados me observen.

No prestes atención a esta piel delgada que cubre a este esqueleto, no tiene la belleza real que exacerban mis huesos… esta soy yo, la verdadera, la real. La que ustedes buscaban al final.

Después de tanta crítica y noches en penas… hoy ha llegado mi día de pasearme orgullosa por la pasarela… ¡observen, observen…! ¡soy la estrella principal esta noche! No tengo un poco de autoestima en mi bolsillo y me estoy muriendo de a pedazos, miren… soy sólo huesos.