Tras un día agotador, vuelvo a casa y me encuentro con mi hermana mayor entre llantos y nervios, siendo consolado por su novio, mi madre y mi abuela. Era la primera vez que veía a mi hermana de ese modo, por lo que debía de ser algo muy grave.
Al preguntar lo que sucedía, me dijeron que nuestro padre (que nos abandonó cuando yo tenía 6 años y pasó 10 años sin dar rastro) había vuelto al pueblo donde nos criamos y que nos estaba buscando a los 3 (a mi hermana, a mi y a mi hermano menor). No se porque, una rabia interna en mi deseaba ir por él, pero preferí quedarme en casa hasta tener noticias y de paso cuidar de mi hermana.
Unos días después, mi madre dijo que habló con él y que sabía el porque nos buscaba entre otras cosas. Dijo que vino por la «herencia imaginaria» que, según él, era suya y que nosotros teníamos. Para su desgracia, no tuvimos nada y se fue tan pobre como vino.
Mi padre ya tenía otra familia antes de «irse por tabaco» y, en verdad, temo tener media Sudamérica de parientes, ya que ahí vivió la ultima vez antes de venir por su «herencia».
¿Por que me enfadé con él si no lo conocí? Pues simple: cuando conoces a un «fugitivo» y te das cuenta de lo que ha hecho después de que se fue, piensas «pude haber hecho algo y no pude hacerlo».
Mi padre es como un sabueso callejero y sarnoso pidiendo limosna o robando lo que puede. Todo lo que explico aquí es una realidad que detesto y, aunque sé que no son suficientes palabras, son todas con la que puedo expresarme.
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