Hablo de ti continuamente
y te tengo en mente cada vez
que escucho una canción;
sigues aquí
a pesar de mis temores de perderte
y los demonios que me convencen
de que no eres real.
Sonrío involuntariamente
a las cuerdas de tu guitarra
y a las conversaciones
de las tres de la madrugada,
a pesar de estar océanos de distancia,
haces sentirme en casa.
Te deseo toda la felicidad del universo,
aunque no la necesites;
las estrellas no pueden
compararse contigo.

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