Selenio

Advertencia

La siguiente obra puede contener escenas explicitas, desnudos, agresiones que deriven en la limitación física/mental de individuos y/o animales e inclusive en la muerte de estos, actos ilegales como trata de blancas, violación, relaciones sexuales no consentidas, faltas a la moral publica, uso de sustancias no legales, intolerancia religiosa, inmoralidad, entre otros. El autor no esta de acuerdo ni tiene intenciones de promover ninguna de los actos antes citados y, que pueden presentarse en la obra misma. Si el lector sigue con la lectura de esta obra, deslinda al autor de cualquier responsabilidad legal del uso inadecuado y/o daños derivados de la lectura de la misma. Lea bajo su propia responsabilidad. La siguiente obra esta dedicada a un publico adulto y maduro, si usted no es mayor de edad y/o no tiene autorización de sus padres/tutores legales para leer la misma le pedimos NO LEER LA OBRA.

Esta es una obra de ficción por tanto debe de verse como tal.

Capítulo 5

Dolor es bueno….

La niebla va disipándose en la zona y conforme se aclara el panorama una figura en la grava se aprecia con mejor nitidez, moviéndose lentamente en dirección a la casa de madera. No hay ruido alguno que no sea más que el de las hojas de los arbustos y un par de árboles dispersos en la lejanía. Al menos eso fue hasta que una pequeña niña salió de la casa y con buen paso toma a An´ de los brazos para ayudarla a entrar.

La joven no dijo nada, tan solo le ayudaba, ¿cómo era que estas personas fuesen tan gentiles y consideradas?. Realmente no importaba y a ella no le movía interés por preguntar a final de cuentas, así que se dejó querer en ese trato especial, ya que a su parecer esto solo sería momentáneos momentos que se perderían una vez su ama les haga regresar al hogar. Esta joven apenas puede levantarle así que ella misma tiene que seguir esforzándose para avanzar, arrastrando una pierna, pero aligerando la carga.

En el resto de la mañana y media tarde, lo único a lo que dispone su tiempo es sentarse en una esquina para mirar las salas que puede ver desde su pequeño lugar. Hay miradas cada tanto tiempo, las chicas bajan o suben, moviéndose entre la casa haciendo sabe que tareas, pero en ello nunca se les olvidaba mirarle con cierta desaprobación.

Claro está que ella es incapaz de entender la intención de estas miradas, menso aun siendo que se pierde en disfrutar de su vista descubierta, el lugar era totalmente distinto a su hogar – o al menos hasta donde recuerda porque sus momentos de luz han sido poco como para comparar en demasía – y eso le atraía. Hay dos niñas en la casa, pero solo ella se comporta como tal, a pesar de su edad, que ya sobrepasaba la mayoría de edad.

Conforme el tiempo va pasando nota que su “hermana” por fin se ha levantado y ambas se miran mutuamente sin decir nada, los ojos hablan… y estos ojos se han entrenado toda una vida diciendo tanto con nada. Esta otra mujer se ha mantenido suspendida con los brazos atados a sus espaldas, dando una pose extraña como si de una grapa medio abierta se tratara.

La vida no ha sido fácil para ambas y a pesar que apenas se han dirigido la palabra, las dos saben que depende una de otra para mantener los malos tratos al límite de lo posible. An´ aparta la mirada y al bajarla ve el vendaje de uno de sus pies, pasa la mano sobre el recordando lo bien que se sentía de haber pasado dos momentos tan gratos. Deseando volver algún día comer una vez más aquel platillo.

Entre la textura y el sabor lo que más lucidamente es capaz de rememorar son aquellas manos que le daban de comer tranquilamente. El esperaba a que ella terminará de masticar para volver a dar otra cucharada, en ningún momento le apresuró a comer más allá de lo que le permite esa boca adolorida y tensa. El vendaje está perfectamente puesto, no se salía ni se ajustaba demasiado alrededor del pie.

Rascando un poco por debajo de las vendas se descubre una llave plateada, la misma que había tomado debajo de la grava en la mañana. Se siente un aire frio en el aire, al levantar la mirada en un giro su visión se topa con los ojos de su hermana, quien los tiene abiertos como platos. Por un segundo no entiende esto, pero en cuanto lo capta ignora totalmente esa expresión y devuelve la llave al escondite de las vendas como si no pasará nada.

El corazón palpita con mayor rapidez y al tragar saliva siente un mal presentimiento sobre esto. No dura mucho en ese estado pues el grito de un motor fuera de la casa retumba en el silencio pétreo del primero piso. Ambos amos han vuelto de su salida, cargados de provisiones en la cajuela y con su llegada la bienvenida no espera órdenes. El resto de las 3 chicas salen en ayuda para ordenar las compras en la cocina.

De un último momento las miradas chocan entre si y la presión de su hermana se siente aún más que antes, esto termina tras pasar Aldaír con bolsas en mano frente a ella. Continuando con las actividades del día Isis fue llamada por Madame y tras unas palabras fueron arriba, cosa que a An´ le pareció un tanto raro pues su ama no acostumbra tratar con las propiedades de los demás. Una serie de pasos se le acercan desde la cocina, es su señor quien se inclina un poco para poder hablar con ella.

.- Mis disculpas An´, no te había saludado en la mañana. – le ofrece la mano –

.- ¿?… mi señor no soy digna de tomarle, ya he abusado demasiado de su hospitalidad.– intenta no recibirle el saludo –

.- Quizá sea el caso, pero yo soy quien determina eso, no tú. Así como mis órdenes son deseos tuyos, a su vez mis tratos han de ser bien recibidos por ti. – retira la mano – Cambiando de tema, he hablado con tu señora y he quedado en un trato que a todos nos beneficiará.

.- ¿Un trato? … – lo peor pudo haber pasado, piensa para sus adentros; ¿realmente seré abandonada? –

.- Te he cambiado por Isis– ¡¿?! –, solo será por un par de días, hasta que Madame La´vie vuelva al trabajo. Para entonces, cada quien nos hemos divertido bastante.

Una vez más este gentil hombre le toma de los hombros, pero para levantarle y avanzar en dirección al 2do piso. Los pies ya no le sangran, aunque junto con el resto de sus piernas mantienen un dolor considerable. Afortunadamente para nuestra señorita, la madera es más compasiva de lo que fue el asfalto.

Recargada sobre unos hombros avanza por el pasillo lentamente hasta llegar a una puerta que al abrirla se descubre un cuarto de baño de gran espacio. Hay una tina y un baño griego al final del cuarto. La intención es obvia así que An´ se adelantó en irse desvistiendo, durante esto Aldaír fue a preparar el agua del baño griego.

El traje de látex es ajustado, pero se estira con facilidad y al ser de una sola pieza no tarda mucho en quitárselo. Al estar la piel desnuda se nota ver que su tono no es producto de estar al sol por periodos muy prolongados sino de forma natural. Su figura sería la de una autopista si fuese un objeto, una escultura romana en su cúspide histórica o un cuadro pintado por Leonardo Da Vinci.

Un busto de buen tamaño sin llegar a caer los senos y una cintura que solo es superada – a preferencia de quien lo vea – por sus piernas o las facciones de su rostro. Sería un cuerpo perfecto de no ser porque se ha manchado con cicatrices y una mala alimentación que no ha dejado que brille por si sola. An´ había estado enfrascada en lo suyo que no notó que Aldaír también se había estado desvistiendo.

Al voltear y ver su cuerpo al descubierto le devuelven los temores de antes, su cuerpo estaba totalmente marcado por cicatrices de formas y tamaños a los cuales ella solo puede suponer deberían de haber sido hechas por animales de gran tamaño. Aunque ella no recuerda mucho de su niñez antes de vivir con Madame, si es capaz de llamarle una imagen de leones o hienas en cuanto ve aquellas heridas.

En un lado del baño estaban dos pequeños asientos, separados 1 metro de la pared. Tomándole de la mano le guía a uno de los asientos y una vez sentada procede a ir mojando su piel con una regadera de mano, empezando por la espalda. El agua al estar un poco fría le hace dar un ligero salto sobre su lugar, el hombre ríe, aunque ella no le ve lo gracioso.

Su piel negra se nota falta de hidratación pues algunas partes se han decolorado o la misma piel se está cayendo, exceptuando las evidentes heridas que ya han deformado parte de ella. La espuma que forma la esponja va cubriéndole la espalda poco a poco, en respuesta su cuerpo se relaja, quitando la tensión en los músculos y bajando ligeramente la postura.

Suspira, dejando ver cómo va tranquilizándose. Una vez su espalda está limpia Aldaír le dice que ahora es su turno de hacer lo mismo con él. A pesar de dudar igual toma la esponja/estropajo y con una presión ligera va tallando su espalda. Es una sensación distinta a la que siente cuando ella y su hermana comparten la ducha – que tampoco pasaba de forma concurrida –.

Él no le empuja tras estar tallando su espalda – cosa que para él es en sumo fácil – y así ella tampoco, va apreciando mejor su cuerpo. Los hombros y músculos de la espalda como los trapecios o los dorsales eran bastante grandes además de magros, faltos de grasa. Como si de una escultura se tratase, si quisiera poner sus dedos entre cada división de los músculos, estos bien embonarían entre esos pequeños pero profundos cortes.

Tras un rato le cambia la esponja por el shampoo y prosigue en verter un poco sobre su cabellera, así como la de él. El cambio de ambiente le ha caído bien, siendo que uno no siempre es capaz de sobrellevar tanta carga. La temperatura del agua se ha convertido en lo 2do más placido, ¿lo primero?, difícil de decir. El hecho de que esto haya sido decisión de su ama o el saber que volvería con ella ahora más revitalizada. Solo faltaba tallar la extensión del cuerpo, cosa que cada quien hizo por sí mismo. Lo incomodo fue que solo había una sola regadera de mano así que el otro debía esperar en lo que se terminaba de limpiar el sobrante de espuma.

.- “Las damas primero” dice el dicho, ¿no?.

Este no fue el caso, para An´ el rango más alto es primero, las propiedades no están en posición como para entorpecer las actividades de sus señores. Igual ella peca un poco al respecto, pues la escena por si sola es agradable a su vista. Las toallas estaban cerca de donde la tina, y esta vez no sobrepasaría su posición ni abusar de la amabilidad de él. La idea era buena pero aún no ha terminado el baño. Le ha tomado de la mano, diciendo lo que menos esperaba…

.- ¿Tan pronto te vas?.

Se le había olvidado que el agua ha estado corriendo en aquella extraña piscina al final del baño. Siendo invitada de tal manera y pensando que de responderle una negativa será interpretado como una falta de respeto, no le queda más que aceptar.

El agua es tibia, al punto perfecto en el que la superficie es caliente al tacto, pero una vez bajo ella hace suspirar por la placentera sensación. Conforme entra, su cara refleja el disfrute que esto provoca. Ya ambos dentro, empieza una conversación sobre cómo han avanzado sus heridas. Ella lo toma como una preocupación real, aunque claro que para él es más bien una cuestión de cortesía.

La voz de esta joven se escucha menos tímida y con mayor nitidez, poco a poco va ganando cierta confianza pues, este hombre no le produce un aire amenazador o de superioridad como si lo hace Madame. Y los buenos tratos que este le ha hecho pasar a su vez ayudan en formar cierta confianza. Las preguntas no se dejan esperar, así que eventualmente ella le deja ver, mediante sus respuestas, cómo es que aprecia a su ama – igual o más de lo que le teme –.

Mientras ella habla, el relaja sus facciones conforme entiende que esas respuestas en mayor o menor medida no son más que respuestas automáticas, no es que ella no creyera en lo que dice, sino que ha pasado por tantos abusos y maltratos que el haberse acostumbrado a eso le ha convertido en creer que es merecedora de todo. Ha perdido la noción de su propia individualidad, del deseo o la libre elección. Así poco a poco fue acercándose con ella de forma más íntima.

En un principio ambos están un lado del otro, pero tras que le ordenaran acercársele termina sobre sus piernas. Mientras ella le da la espalda Aldaír le toma por un costado y le presiona hacia su pecho. A ella no le extraña, no sería la primera vez que algún amigo de su señora decide tomar prestado su cuerpo para satisfacer sus más básicos instintos.

Aunque hay algo diferente con él, no se siente forzada a ello, su tacto no es tosco ni presiona con fuerza sus partes o las de el contra ella. Lo hace con tiempos y pausas, así como se enfoca en sus senos también lo hace con sus partes más bajas. Buscando las mejores reacciones, explorando libremente donde le place sin llegar a ser invasivo. Conforme pasa el tiempo el ritmo también avanza, aunque existen pausas por momentos, estos no duran más que un par de segundos en lo que se vuelve sobre otra parte de su cuerpo.

La temperatura corporal eventualmente sobrepasa a la del agua, haciendo que uno la sienta fría. Con la respiración agitada y la sensación de un objeto extraño tras sus caderas le indicaban que está en un punto tal que solo hay un paso a seguir. Sin que le ordenen se voltea, quedando frente a él en posición de doma o medusa.

Por primera vez sentía el deseo y en su intento por besarle este la detiene. En cambio, besa su cuello y ajusta sus caderas sobre él sin que haya penetración. Vuelve a bajar su mano, explorando sus cavidades se han dispuesto a brazos abiertos por él. Con tanto movimiento el agua ha salido de a borbotones, mojando el borde del baño. Y así eventualmente el nivel del agua dentro del baño fue bajando.

Bastaron un par de minutos para que An´ pasara por unos espasmos al correrse, mientras las caderas las intenta mover fuera del alcance de los brazos de Aldaír. Lo logra, pero en ello también ceden sus piernas haciéndoles recargarse sobre los hombros de él.

Con movimientos torpes intenta ser ella quien lleve la iniciativa así que usando las caderas va tentando el coito bajo el agua, sin embargo, tras varios intentos no surge la penetración. Siendo incapaz de esperarla, el papel del activo se mantiene en la misma persona, él. La sensación es inconfundible pero no algo que ella suela tener con su señora, por supuesto que ella sabe que es diferente con un hombre, el caso es que hasta hoy no había sido así de placentero. Anhelaba más de esta sensación, que mientras más pasaba dentro de ello, su deseo solo aumentaba.

Por un momento se sostiene sobre él, en otra era él quien le cargaba haciendo que la espalda se curveara mientras estimula sus pechos. Besándolos, chupándolos o dando ligeros apretones, sea cual sea su movimiento siempre era el suficiente tiempo y sin llegar a ignorar sus otras partes.

Ella solo estaba disfrutando, lo cual le es por demás frustrante pues quería devolverle ese mismo tacto, sin embargo, cada vez que ella intentaba dar un avance, sea dejarle entrar en sus cavidades o tocarle a él, en respuesta el aplicaba más intensidad a sus movimientos y apartaba su cuerpo de manera en que ella no pudiese tocarle adecuadamente.

Puede sentir que algo viene, su cuerpo se tensa, sus caderas se retraen y el ritmo de su palpitar se acelera. Indiscutiblemente es la misma sensación de antes, pero en esta ocasión es diferente, se viene más fuerte. Hubo un gemido que se le escapó a lo cual él toma como señal de que debe presionar el paso. Y en cuanto lo hace ella no lo pudo contener, la sensación explota desde sus adentros y la fuerza al ser mayor le provoca agitarse de forma descontrolada.

El cansancio de dos clímax además el tiempo que han pasado entre uno y otro – que no fue mucho –, le hacen desvanecerse ligeramente. Pasado esto ya no hay interés de su pareja en continuar el acto, aunque ella sigue persistiendo, bajando una mano en su entrepierna y besándole – a pesar que al negarse solo llegan a sus mejillas –.

Su respiración es profunda, ya no agitada así que poco a poco se normaliza. Se quedan en esa posición por lo que queda del baño, mientras tanto Aldaír le juega con su cabellera haciendo círculos y rascando un poco la raíz, en un arrullo que la hace desistir en sus intentos por volver al coito. Y así se mantuvieron por unos minutos, en los que solo disfrutaban del agua mientras que sus cuerpos descansaban.

Al levantarse su señor este le ofrece la mano para que pueda salir sin dificultades, sus piernas ya estaban cansadas y adoloridas antes de entrar a la ducha; ahora esto solo era por gusto. Conforme avanzan a las toallas An´ va exprimiendo su cabello para no salir mojando el piso y al ver como su compañero de ducha va más adelante ella se apresura por ganarle el paso. Su intención era colocarle la toalla alrededor del cuerpo, buscaba servirle a como ella estaba acostumbrada con Madame.

.- Espera, no hace falta que te pongas esa ropa otra vez. – avisa Aldaír al ver caminar a An´ tras su ropa –. Solo recógela, habrá que lavarla después. Por ahora quisieras que me acompañaras a la habitación de invitados, ahí tengo ropa que me gustaría verte puesta, claro que puedes elegir la que más te guste. Pero hay ciertos conjuntos a los que quiero que te pruebes

An´ toma su ropa que dejó en medio del cuarto, la dobla apropiadamente y se la lleva sobre la cintura. Al pasar por la puerta y entrar en el pasillo se topan con Madame quien a su vez también estaba saliendo de su habitación. Hubo un momento de silencio en el que ambas se analizan, viéndose bajo una toalla ella mientras que su señora se encuentra sudada y con un evidente cansancio por un esfuerzo físico.

.- Se divierten?…

.- Tanto como se puede, y usted? … – Aldaír responde mientras abraza sobre el hombro a An´-

.- Ehmm… si, también.

No hubo más conversación, aunque la situación ya presentaba un aire fuerte por terminar lo más pronto posible. Ambos grupos se disponen a seguir con lo suyo, Madame a volver a su cuarto y estos otros dos en ir a la habitación para invitados. Sin haber más que hacer siguen en su pasó a través del pasillo, pero en un mal presentimiento de todo esto, An´ voltea momentáneamente en sus primeros dos pasos. La puerta tras Madame estaba medio abierta, lo suficiente como para poder ver dentro de ella.

Dentro logra verse una Isis tendida en la cama con una serie de atuendos parecidos a los que la misma An´ llevaba al llegar a la casa, pero con el tamaño adecuado para esta chica que no pasaba de 1.50 metros de estatura. Sus facciones como de costumbre no señalaban desagrado o inconformidad alguna sobre esta situación, exceptuando cuando está con su amo, que solo ahí muestra algún interés evidente, así como de disfrute.

Las razones eran obvias, el trato al que su señora hizo con Aldaír implicaban que cada una viviría la vida de la otra mientras duraba su estancia dentro de la misma casa. Saber que esta niña va pasar por el mismo tipo de trato que ella ha pasado por prácticamente toda su vida le parece innecesario, si esto de alguna forma es culpa de ella por verse tan débil o haberle fallado en manera que desconoce le hace sentirse mal.

Pero que lo anterior no parezca un intento por compadecer hacia la joven, la verdad es que le preocupa que esto le lleve problemas una vez vuelva a casa, quizá le guste más un cuerpo joven y fácil de usar, en contraposición de su actual propiedad. ¿Y si cambia de parecer, terminando el trato para volverlo un cambio de propiedad?. Su mayor temor empezaba a tener coherencia y a ser respaldado por buenos argumentos – siendo que normalmente es una paranoia desde cierto día –.

Los recuerdos le vienen, aquella tarde tras un campamento de cacería patrocinado por el comité de La Casa. Durante el regreso junto a las demás propiedades tenía que recoger las presas capturadas en las trampas – conejos –. La tarde había sido por demás infructífera, ahora que las trampas han funcionado y todos tenía el mínimo para volver a la cabaña con comida no almacenada previamente en el refrigerador. Madame capturó en dos de sus 5 trampas respectivas, una de ellas el espécimen era sin duda el más grande de los capturados.

Su problema, perder al primer conejo y después al segundo frente al resto del grupo. Las risas no faltaron, el conejo le pateo la cara con lo que resbala y cae sobre el pasto haciéndole morder, literalmente, las hojas. La peor vergüenza compartida que puede haber tenido en su vida, tanto para sí misma como para su señora. ¿El castigo?, dejarle en la soledad del bosque a solas durante los 3 días restantes del campamento, por supuesto que le recogieron al cavarse esos tres días, su continuación fue darle de azotes ya en la casa.

Por un momento quiso saltar hacia Madame y rogarle que no le dejará, que hiciera lo que hiciera sea junto a ella, pegarle cuanto le parezca necesario, quitarle su voz, la vista o el oído, cual sea… pero que no le abandonase. Y seguro lo hubiera hecho, pero al sentir el agarre fuerte de Aldaír en cuanto daba el primer paso atrás cambio de parecer, creyendo que él no haría todo esto si supiera que le van a separar de su ama. Sus buenos tratos no podrían ser de alguien que disfrute del dolor ajeno.

Cuan más equivocada está, por lo último claro. Sea como sea, el caso es que siguió adelante. La habitación a la que le trajeron estaba adornada con muebles plegables y una cama central, un tanto extraña ya que usualmente no se ubican ahí. Uno de los muebles al fondo tenia cajones y un ropero pegado al muro, por lo que entiende el ropero estaba o forma parte del muro para no ser visible. Conforme se abre el ropero y su compañero dispone de las ropas dentro le va dando indicaciones.

.- Siéntate en la cama, espera mientras busco algo para que empieces por probarte.

.- Si mi señor – asiente mientras se dirige a la cama, puede notar que en una esquina hay un sofá extraño, le hace recordar las montañas –.

.- Veamos… ¿qué tal este?

La ropa que había seleccionado era una falda negra con detalles en segunda capa a color rojo, ligeros negros con sus respectivas medias con bordados de flechas en los laterales, unos tacones de tacón delgado color negro, un corset negro con detalle bajo que alude a una camisa blanca debajo de este, finalmente unos guantes largos que llegan debajo del codo de tela negra semi transparente. Bastante lindo y elegante pero tampoco deja mucho a la imaginación. No tiene mucho que negarse, a ella misma le parece lindo.

En cuanto se lo coloca puede verse con un espejo en medio de un muro pegado a este y ubicado frente a la cama. Le queda casi perfecto, solo las medias le son pequeñas para sus piernas. Aunque no es apegada al ejercicio, gracias a los tratos de Madame, sus piernas son un poco gruesas debido a su genética ya de por si favorable. Por supuesto no es solo ella quien aprecia el cómo se ve con la ropa puesta, le dan dos que tres comentarios respecto a su aspecto gracias a sus piernas.

Inmediatamente le buscan otro conjunto, que en esta vez tarda un poco más en colocarse gracias a los detalles. Un traje de látex negro, pero muy diferente al que trajo puesto. Se dividía en tres partes. Unas botas con tacón alto, picos en los laterales de los muslos, tras las pantorrillas y los talones. Al ser largas las botas, llegaban por debajo de los glúteos, lo suficiente como para dejar que estos caigan por la gravedad y no se vean presionados, estas se ajustaban por medio de agujetas al nivel de los muslos para quedar herméticamente cerradas alrededor de las piernas. El diseño evidentemente era con intención de resaltar ciertos dotes de quien lo vista.

Su 2da parte puede entenderse como una combinación del corset con la ropa interior en una misma pieza. La parte del corset se colocaba atando los laterales, la pieza inferior solo era un clip interno recubierta por una cámara pequeña evitando el contacto de la piel con esta parte. Y por último la 3ra era una unión que comprende la parte del busto hasta casi cubrir las manos – cierra entre los dedos –, completamente cerrado, con estas dos últimas partes todo el tren superior queda cubierto. Cabe aclarar que todas las secciones que une cada pieza van en un rojo carmesí.

La ropa le queda perfecta, casi como si fuera hecho para ella. De manera involuntaria expresa lo que estaba pensando “Me gusta este”, tan rápido como puede se tapa la boca con ambas manos al decirlo. Una propiedad no puede desear ni gustar algo que no le sea producido del trato u orden de su am@. Esperaba una llamada de atención, sin embargo, al no ser el caso solo intuyó que debía disculparse.

.- Que va…yo no soy Madame La´vie. Mis tratos no son así, conmigo puedes expresarte cuanto quieras, necesito saber tus sentimientos y pensamientos para poder actuar de la mejor manera. Al ser cosa de dos ambos estamos en necesidad de que esto sea reciproco.

Un tercer conjunto de ropa, unos shorts tipo jeans entre cocidos y unas medias tipo bucaneras, una camisa blanca de tela licra gruesa con mangas largas y unos zapatos verde opacos. A pesar de verse sencillo ya una vez puesto sí que le hacen mostrarse atractiva. La ropa es picara, pero sin pecar de llamarse precoz. Solo faltaba agregarle el hecho que está bastante bien para el clima dentro de la casa, que, aunque bien cerrada, seguía estando algo fría. No es de extrañarse porque elegiría este último para llevar puesto.

Era cómodo al tacto y llevaba un olor a limpio como si recién hubiese sido lavado. El inconveniente era que necesitaba ponerse ropa interior, esto último le dejaron a su libre elección. Habiendo muchos a su disposición era difícil elegir uno en particular, entre tanto y tanto les pone el ojo encima a un par color azul cobalto sin mucho detalle en ellos. Ahora que han terminado su rato de diversión Aldaír le dice que ya era hora para bajar, como acostumbra él se tiene que encargar de la preparación de la cena.

.- Si gustas puedes seguir viendo que más hay adentro de los cajones y el ropero. Para que escojas algo para la noche y otra más para la mañana. Sirve que con ello en mente no tendremos que darnos la tarea de volver a repetir todo esto.

No tiene que decirlo dos veces, los ánimos e interés nunca han sido tanto en mucho tiempo. Hay cuanta variedad se puede imaginar, inclusive de los cuales no se piensa a menudo, algunos cajones guardaban ropa interior, otros, ropa de noche, en el de más abajo había “herramientas” para un encuentro marital – a ese le ve especial ojo por no haber conocido ciertos aparatos con anterioridad –. Por momentos en su cara se van formando bosquejos de una sonrisa.

Era evidente que ha surtido cierto cambio, no solo de ambiente, sino también en ella y las razones eran obvias. Dejarse llevar ya no es algo prohibido ni menos castigado, eran momentos de libertad a los que no estaba acostumbrada y por lo mismo ignora que empieza a desear para sí misma. Es menester lanzar la pregunta, ¿qué podría salir mal?…

Mientras inspeccionaba la variedad de ropa a su disposición no se dio cuenta el momento en que cerraban la puerta tras de sí. Alguien se ha escabullido dentro de la habitación, procurando no ser escuchado y asegurándose de quedar a solas con ella. Al estar perdida en sus pensamientos se asustó en cuanto sintió unas manos en sus hombros.

.- ¡¿Lily?!. ¿Qu-qué haces aquí?…

Lily seguía vestida a cómo llegó a la casa, aunque sus ropas han sido rotas en toda la parte delantera, a diferencia de su hermana que recién estrena ropa nueva además de haberle sido liberados sus sentidos y la restricción de movimiento. Puede notar como le invade con la mirada, sus expresiones no son visible gracias a la máscara que lleva puesta, pero sus ojos evidencian cambios tras esta.

An´ se da cuenta que su hermana cerró y en cuanto se dispone a preguntar razones e intenciones esta le señala con el dedo índice que guarde silencio. A continuación, lleva sus manos a la máscara y va quitándosela poco a poco, tal parece que quería hablar con ella, pero para hacer esto necesitaba liberar su boca para poder hacerlo. Este acto claro que no está permitido sin el permiso u orden de su señora; de ahí por qué cerró la puerta. Una vez se quita la máscara va hacia la cama y ahí la deja sobre esta – quedando a espalda –.

Se voltea en dirección a An´ ya con el rostro descubierto, sus ojos y pestañas siguen destacando aun con la cara visible, las facciones son muy exquisitas, pero todo este perfecto equilibrio es interrumpido por una especie de zipper cocido sobre sus labios. Para poder hablar era necesario abrir por completo dicho zipper y aun así al pronunciar las palabras su forma de gesticular era bastante más forzada a la que uno normalmente haría. Para An´ cuando su hermana quería hablar nunca es por buenas razones o lo que es lo mismo; solo era preámbulo de problemas.

.- ¿Puede verme? – da un paso hacia atrás mientras levanta los brazos a los lados –.

.- Ehmm… si?. – la parte de su abdomen que estaba descubierta por lo que entiende son quemaduras de cigarrillos –.

.- Todo esto yo tuve que pasar mientras tu pasabas un buen rato con el joven amo de la casa. Madame decía, mientras me golpeaba y sus cigarrillos me quemaban el vientre, que le has hecho pasar vergüenza otra vez y encima con una persona importante para ella. No te castigó porque si ella te tocaba era muy seguro que solo provocaría que Aldaír se encariñará contigo. Siempre tan vulnerable y desprotegida, solo una propiedad que causa problemas.

La culpa le pesa más que la misma salida a correr el día de ayer, sus palabras son verdades que no puede negar. Ambas dependen una de otra para que Madame La´vie se mantenga feliz y se pueda divertir a su gusto tanto como le sea necesario, así como cuidarse mutuamente. En esta ocasión, aunque ella no lo haya querido así, terminó por provocar que su hermana a la que debe proteger le castigaran por algo que ella ya ha hecho con anterioridad. Ahora que Lily no soportar ver que sea solo ella quien deba sufrir, decide hablar directamente y exigir un trato justo.

.- La llave, ¿a quién se la robaste?, ¿para qué es?.– se va acercando a An´ –.

.- ¿Qu-qué?, yo no…

Aunque intenta pensar en una respuesta rápida solo puede recordar donde dejó la llave, si le delatan antes que las devuelva, las cosas se van malinterpretar y habrá algo peor que el abandono como respuesta. Intempestivamente Lily se le lanza encima, intentado encontrar en que parte de la ropa está escondida aquella llave que vio hace un par de horas, su primer lugar en buscar fueron las bolsas de los shorts.

Ambas caen al suelo y empiezan a forcejear, a diferencia de su hermana ella no puede moverse libremente producto de las heridas y el cansancio acumulado así que desde el principio va perdiendo la pelea. Ruedan hasta llegar bajo la cama, la cabeza de Lily golpea la base en una esquina y la ropa que estaba encima de esta cae junto con su máscara sobre ambas. Ya había adentrado las manos dentro de los bolsillos del short, pero no encuentra nada, están totalmente vacíos.

.- ¿Donde…donde la escondiste? – exige Lily mientras agüita a su hermana , estando sobre ella –

Su voz evidencia cierta ira, culpa del miedo, pero la respuesta no llega a tiempo pues un sonido metálico resuena entre la habitación, algo golpeo el suelo mientras se resbalaba la ropa de An´ de sus espaldas. Ambas se giran en dirección a lo que produjo el sonido, sus sospechas son acertadas, la llave de seguridad estaba entre las ropas que cayeron. Ya con varios segundos de pelea dentro de ese cuarto está por más seguro que abajo han estado escuchando los ruidos que van produciendo. Si esto no se finaliza pronto alguien terminará mandando a los perros.

Dos manos diferentes se entrelazan con la llave en medio, un fuerte apretón surge entre ambas y varios jalones se producen – nadie cede –. Todo ha sido no más que empujes, jalones, restricciones de movimientos hasta ahora que ambas alzan los puños con intención de hacerse doblegar una de otra. Golpes tontos y faltos de técnica, todo lo que tienen es la determinación por vencer.

Constantes golpes sobre la madera y choques de un lado a otro, de entre tanto eventualmente la llave resbala, rebotando hasta llegar a pie de la puerta. Ambas se lanzan tras esta, en un principio nadie la logra guardar para sí, pero tras que Lily diera una patada en una de las piernas de An´ esta cae al suelo y logra quedarse con la llave. Tan pronto como se pone de pie alguien abre la puerta y le patea por encima del nivel de la rodilla, el impacto es tan fuerte sobre su vasto lateral que le hace doblarse, aunque en un principio creyó que caería al suelo de lleno.

Aquella tibia que le golpeo se sentía como una vil piedra siendo lanzada, teme por seguir siendo arremetida con próximos ataques así que se lleva los brazos sobre el pecho y la cara. No intentaba protegerse solamente, su mano al nivel de su rostro la tenía abierta a propósito para que se viese la llave.

Quien le golpeo debía ser su ama o el señor de la casa, acierta en ello, claro, ¿la prueba?; entre las aberturas de sus dedos nota que quien le golpeo era Aldaír pero erra al pensar que estaría a salvo. Otra patada le cae sobre el pecho, con la planta del pie, haciendo que quede tendida sobre el piso de madera. Intenta dar explicaciones sobre lo ocurrido y lo único que ve es como le rodean unas manos. Le es imposible recobrarse, su pierna está hinchándose poco a poco, además del dolor de su pierna también está lo difícil que le hace respirar tras soportar una 2da en su pecho.

.- Mi señor, yo solo intentaba… e-e-e-esta llave.

Y a pesar de sus palabras no hubo contemplación, siguió apretando su cuello hasta que no se volvió a mover. Durante la escena An´ pudo recobrarse y tras ver como yacía inconsciente su hermana, no pudo evitar hacer entrar en razón a Aldaír. Sus palabras, aunque parecían hacerle efecto no le convencía la reacción que estaba provocando, el solo se levantó con la llave en mano mientras exige una explicación rápida y concisa de todo esto.

.- Yo…ehmm…encontré esa llave en la grava, sobre el suelo fuera de la casa después que usted y Madame salieran. Mi hermana me vio portándola así que intentaba quitármela para acusarme de robarla o no sé. Ju-juro que iba a devolvérsela, pero entre una y otra cosa pasando, yo no quería interrumpirle.

Como la misma costumbre y el entrenamiento que ha llevado por años le presiona a pedir por piedad, cediendo a lo que responda su superior, se ha arrastrado bajo las piernas de él. No hay mucho que pueda hacer, sus lamentos y peticiones por suplicas son sus últimos recursos hábiles. Para su fortuna su señor acepta sus suplicas, pero reitera que debe haber un castigo por las faltas de ambas, independientemente de quien haya tenido más culpa.

Ambas salieron poco después de que se recobrará Lily. Aldaír ya tenía la cena hecha, las demás hacía rato que terminaron de comer. Un conjunto de murmullos se lanzó tras su llegada, Annie se divertía junto a las recién llegadas, haciéndoles preguntas y continuando con su constante provocación. Daba repetidos toques donde le informaron que fue golpeada, para ser ya adulta sigue siendo una niña en su comportamiento.

.- Aldaír, ¿qué fue lo que pasó allá arriba?. – le pregunta Madame, mientras le aborda en el pasillo que da para la cocina, justo bajo las escaleras –.

.- No mucho, una de tus propiedades se peleó con la otra gracias a que le vio portando una llave, evidentemente no les das nada ni le encargas cuidar de tus cosas,¿ o sí?. Obviamente la llave es mía, pero no creo que haya tenido malas intenciones An´ o Lily con ella, parece que mis métodos funcionan mejor que los tuyos…¿hmm?.

.- Ejem, seguramente. Ya yo me encargaré de castigar–

.- No, déjamelo a mí. No quiero que ensucies la casa con sangre o algo.

¿Cómo se puede estar en paz entre tantas personas juntas?, tras estar así apenas un par de días no piensa en más que dejar de lado a sus invitados, si ya hasta dentro de él piensa sobre volver con el comité. Para tener que vivir entre tantas propiedades, suyas y ajenas, solo le trae cierta preocupación de cómo se terminarán desenvolviendo unas con otras. Bien infundados, dada sus experiencias al respecto.

Quienes fueron en su momento las provocadoras del conflicto que dio para hablar toda la cena y posteriores horas antes de ir a dormir, ahora se comportaban sin mayor problema al igual que como llegaron a la casa. Quizá inmutables por experiencias anteriores o el hecho que tras cada diferencia inconscientemente deciden continuar en paz por el bien de sus formas de vivir. Madame puede ser en sumo “mala persona” pero sus tratos y la formación que les ha puesto en tanto tiempo, sirve a final de cuentas.

Como se esperaba Aldaír les castigó, haciendo valer sus palabras, a las dos las sacó a las fueras de la casa, atándolas de un árbol en forma que quedasen suspendida y prosiguió a privarlas del sueño durante 4 días en los que, sin falta, cada vez que alguna rosaba su caída al placido sueño este les levantaba con agua fría. En contra posición, al acabar dicho castigo a las dos les hizo cambiar su ropa y siguieron su estancia en la casa tal como estaba planeada. El problema de la llave rápidamente pasó de largo y sin muchas vueltas, solo Annie preguntaba sobre lo ocurrido, molesta por demás evidente.

Con tanto y tanto eventualmente llegó el fin de semana donde a forma de ocasión especial, en parte gracias al buen clima, se arregló una cena al aire libre tras la casa. El lugar ya estaba adaptado para este tipo de pequeños eventos, una serie de troncos cortados de forma en que quedan asientos para una o varias personas, distribuidos equitativamente en una extensión de 95 metros cuadrados. Parte de la tierra fue removida y remplazada por piedras de la zona haciendo tres partes de un mismo recorrido, conectando la adaptada cocina hecha con ladrillo y un techo de madera.

Como ya todas han empezado a acostumbrarse de cada uno de sus roles y actividades diarias, yacen placenteramente en el patio. Cada quien, en su lugar, los perros corriendo en los alrededores, el clima sigue bastante frio así que todos llevan el mínimo de ropa para abrigarse correctamente, claro que solo dos faltan un poco a este detalle. Lily llevaba un nuevo conjunto, como fan del látex Madame no pierde tiempo, así que la selección era variada al igual que en su primera elección.

De color azul cobalto, parte de dos piezas donde el top pegado al cuerpo es mantenido en su posición por costuras hechas entre el centro del pecho y los laterales, cerrando tras los dorsales. Puede verse un corto espacio de piel en ellos, los hilos de dicha costura son rojo carmesí, en sumo gruesos para mantener todo en su lugar. La 2da pieza constituía en cubrir por completo las piernas y cierra alrededor de las caderas, haciendo que el corte abrupto de esta parte genere una V en sus caderas.

Para que esto no le produjera un sangrado tuvo que pasar por una serie de incisiones anteriores y haber sido completamente cerradas bajo un seguimiento particular. Ello no quita el que tal forma de “vestirse” sea doloroso, claro que ya siendo acostumbrada a tal trato no le es la gran cosa. Su boca era cubierta por una máscara de gas adaptada, inutilizada pues solo era un fin estético que debería cubrir la costura de sus labios – además de hacerla ver amenazante –.

Si lo anterior puede calificarse como “extravagante”, ahora sería sustituido por una versión non plus ultra (no más allá= latín) de todo lo anterior antes visto. Una especie amorfa parecida a un perro entra en escena, de color rojizo con las extremidades contraídas producto de correas rojas que aseguran que no haya movilidad. Al estar en “cuatro patas” y gracias a la forma que daba la máscara producía la apariencia de un perro. En su boca una ovalo color rosa sobresalía, haciéndole imposible el habla, la respiración se limitaba a los hoyos ubicados bajo la nariz.

En ella no existía sentido alguno que gozara de libertad; los ojos, oídos y olfato obstruidos por la máscara herméticamente cerrada, el gusto solo se limitaba al pasar de la saliva tras el látex, siendo de ultimo el tacto apenas capaz de sentir el traje que le rodeaba. Cubierta de la cabeza hasta las puntas de los dedos de los pies, su mundo se limita a lo que sus codos y rodillas tocarán. Madame por supuesto que estaba satisfecha con su “obra”, lo único que podía lamentarse era tener que cargar le a todas partes ya que la movilidad que apenas gozaba era en sumo lenta cual gato recién nacido.

Una escena extravagante y de alto contraste pues, a pesar de que ambos adultos poseían seres humanos como “propiedad” uno era la cara opuesta de la moneda del otro. Madame jugaba con sus chicas de formas que ni el más rico de la época de la esclavitud negra pudiese idear, cuando en cambio Aldaír no les mostraba un trato mucho más alejado a lo que pueden idealizar como una familia común y corriente – hasta donde se puede entender ya que la presión y cierto poder que ejerce sobre las mismas les hace recordar su posición –.

Estos tiempos de tranquilidad en que esperaban por la comida se han convertido en un tiempo de conversación y cada quien se disponía a disfrutar de su momento de convivencia. La comida siempre era deliciosa, ya sea por la variedad de los platillos o la calidad de los ingredientes. Tras la cena volvieron a la casa, el tiempo de frio se acrecentó en aquellas noches, Isis iba en brazos de Madame quien decide tomar asiento en la sala de estar.

En su costado, otro traje a una pieza estaba perfectamente doblado. Se trataba de la versión contraria al traje que ya portaba; un gato. Al ser desdoblado se mostraba una cremallera, esta partía desde la nuca hasta llegar donde se dividen los glúteos. En contraste al traje anterior, este no era de látex, sino de piel sintética adaptada por la cara interior y en la exterior con pelaje – el cual puede entenderse que es real debido el olor –.

Dicho pelaje en un perfectamente continuo color grisáceo con excepción a detalles a color blanco en un difuminado abrupto al final de la cola de gato, la entrepierna, parte del hocico, al final de las patas y, por último, de forma irónica a su aspecto, unas cejas delgadas sobre los ojos. Las extremidades al igual que en su versión previa estaban retraídas, pero era parte de la forma del traje sin estar forzadas por algún elemento externo.

Por los muslos y bajando casi al nivel del tobillo se encuentra una media blanca no translucida, rodeada en la parte de los muslos por un listón verde que terminar en moño al termina su entrelazado. Dando la vista de rectángulos verdes. La entrepierna mostraba un ovalo similar al que ya llevaba en su boca, la intención era obvia, alude a un miembro masculino. Cosa contraria al aspecto dado pues, aunque diera la impresión de ser del sexo femenino producto de un contrastante cabello largo color rubio.

Con un flequillo corto y unos ojos inusualmente grandes color amarillo, el punto más álgido de su aspecto lo concluye un katyusha (nombre del arreglo en la cabeza para amarrar de forma vistosa un peinado) blanco con bordes dobles y un listón extra color verde que atraviesa la parte media de este. Los detalles y la imaginación de Madame no parecen tener un límite en sus vestimentas, ya sea para sí misma o las propiedades en cuestión.

Sin duda algo a lo que tomar en cuenta para su confección previa eran las medidas del cuerpo de la chica. Le retiraron el ovalo que llevaba en la boca y fue introducida a su nueva vestimenta, sin quitarse la que ya llevaba puesta. La vista era extraña, aunque hiciese bastante frio el llevar tales conjuntos no deberían ser precisamente cómodos, al menos se espera pues, las apariencias eran otras. Perfectamente engullida dentro solo restaba subir la cremallera y ordenar su “cabello”.

.- Aww~, ¡esplendido!. Podría estrujarte hasta que reventarás. – Madame exclamaba con cierta fascinación y alegría para sí misma –

Tan pronto queda satisfecha de apreciar su obra procede a tomarla y ponerla justo sobre sus muslos, el resto de su juego era acariciar su “gato”. Isis no entendida que estaba pasando por fuera, ajena a lo que sucediera o quien le estuviese tocando solo podía imaginar, a la vez que desear, que quien la está tocando es su señor. Con el pasar de sus tactos se limitaba a moverse un poco de lado a lado, a veces por sentir una sensación se cosquilleo mientras que en otras confortables o placenteras.

Los días siguieron sin más, no eran precisamente tranquilos por supuesto. La situación fue siendo más cómoda para An´ que, aun viendo a Isis siendo usada en su lugar por Madame, ya solo vivía el día a día con brazos abiertos tanto al placer como el dolor que cada cierto tiempo padecía al cometer una falta. Era un trato que para todos los involucrados les ha cambiado para bien…bueno, a Isis no parece afectarle en lo absoluto. “¿Qué está mal con ella?”, preguntaba para sus adentros An´ en cuanto tenía sus momentos de duda.

En los primeros rayos de luz de la mañana se podía palpar el aire frio dentro y fuera de la casa, el respirar producía notables nubes blancas al exhalar. La tierra se ha humedecido por las repetidas lluvias en los días anteriores, plantar los pies sobre la misma provoca dejar una huella. Ahora que el clima llegó en su punto los charcos de agua amanecían congelados en su superficie y la niebla tan espesa que no se veía más allá de los 15 metros cubierta cierta altura.

La fachada de la casa poco a poco dejaba de tener la presencia habitual de los automóviles. Annie y compañía ordenaban un par de cajas en los autos de Madame y Aldaír, quienes estaban todavía en la casa terminando unos asuntos “importante” según sus propias palabras. Habían sido unas semanas divertidas para todos, a pesar de los problemas que se presentaron en un principio… el incidente de C.J. alteró un poco el ambiente por varios días, pero tan pronto como dejó de presentar indicios de volver a intentarlo de nuevo todo se tranquilizó.

Hoy, un día un tanto especial y triste a la vez ya que lo que le sigue no son más que días de quietud, respecto a lo que han estado viviendo todos, siendo una sensación que se contradice. Como en caso cuando uno desea crecer rápido para alejarse del hermano molesto de la familia, pero tras haberse independizado no puede sentirse cómodo con la quietud y tranquilidad que la ausencia de ese hermano le produce.

El deseo de uno puede ser el agobio de mañana si se produce antes de recapacitar lo que bien podría causar a uno mismo. Aquella mañana todos se habían vestido con ropa cómoda, tal fue la intención de estar preparados para su ultima cena juntos que el hospedador en cuestión, como dicta la costumbre se encargó de preparar un desayuno particular por sobre los que en todo este tiempo habían degustado.

En la sala de estar la leña dentro de la chimenea no duraría más de 10 minutos, de no ser que alguien le colocase más madera. Dentro cada espacio ya tenía su propia temperatura, la sala es el lugar más cálido por obvias razones, la cocina un tanto templada, los pasillos entre el piso superior y el de las escaleras que daban a la entrada son el polo norte, en cambio los dormitorios gozaban de una ventilación apropiada que les hacía llegar en su punto gracias a los calefactores térmicos pre-instalados.

Todos en cuanto a la comida y el ambiente se mostraban animados, así que la conversación grupal iba bajo un mismo rumbo; las experiencias que han estado viviendo en estas semanas. Por un momento parecían haber dejado de lado sus roles y a la par hablaban con cierta libertado, dando opiniones, debatiendo, preguntando y poco a poco dejando fuera el “usted”. Si no fuera por Madame, que al verse ofendida por la forma en la que se le dirigía la palabra, probablemente hubiese sucedido un cambio entre sus “propiedades” con respecto a cómo le estimaban.

Aquello les hizo chocar con la realidad a todas por igual, no podían entender cómo es que terminaron las cosas hasta llegar a este punto. Cada quien recuerda su llegada a La Casa con diferencia de edad unas entre sí, pero lo que vino después era prácticamente lo mismo, el maltrato físico y los constantes gritos que en su momento parecían nunca acabar.

La diferencia entre las propiedades de Aldaír y las de Madame no era por accidente, el programa de control de comportamiento y entrenamiento físico era el infierno sobre la tierra, si alguna de ellas hubiera pasado por lo que tuvieron que pasar Lily y An´Doll seguro la forma de ver sus días serían las de alguien agradecido con la vida.

Tras acabar el desayuno procedieron a empacar ciertas cosas a los autos de las invitadas, poco antes de que llegará la hora de salida para ambas. El hospedador en cuestión toma a An´ para que le ayude con un par de tareas del empaquetado, dejando al resto frente de la casa mientras tanto. Algo extrañada la mujer al ver que la dirección a la que se dirigen no es el 2do piso sino la puerta bajo las escaleras que dan a la puerta principal.

Puede notar en un cambio de manos un llavero que Aldaír sacó dentro de su saco, de entre tantas aprecia la misma llave por la que hace unas semanas casi matan – no realmente – a su hermana a golpes. No puede evitar que le llegue la imagen de su hermana tendida en el piso. Un poco incomoda, pero no pregunta que hay tras ella, saberlo es inevitable de todos modos. Al abrirse lo primero visible eran otras escaleras.

Toma un par de segundos bajar y llegados ambos, se le indica ir al fondo donde abriría otra puerta, ahí esperaban otra serie de cajas a llevar al auto de Madame. El cuarto era muy grande, prácticamente la misma extensión de la casa con excepción de estar casi libre en su totalidad, apenas las columnas interrumpían la vista. El suelo estaba cubierto por una serie de colchonetas gruesas a color azul. Varios costales suspendidos en el aire gracias al estar sujetos a cuerdas metálicas al techo estaban distribuidos en la parte más próxima al muro.

Varias pesas y dos aparatos de madera con “brazos” se encontraban al final de la habitación, justo al lado de la puerta a la que se le indicó que entrará por las cajas. Todo el lugar daba la impresión de estar sumamente desgastado y necesitado de reparaciones, el piso desgastado al punto en que varias partes de las colchonetas ya están descubiertas, los costales llevaban cinta negra alrededor de ellos, además de varios parches de piel. Las paredes, antes grises, ahora mostraban manchas negras en las 4 paredes.

Al acercarse a la puerta An´ y abrirla procede por tomar las cajas como le han indicado, los estantes en los que estaban estas cajas ocultaban una serie de tablones de madera, uno de ellos con un pedazo de piel atado alrededor de su extremo. No dio más vueltas al asunto y mejor continua con lo suyo, a medio camino Aldaír le para.

.- Oh!, ahí estaba. No he usado eso en un buen tiempo. Deja las cajas de momento, quiero armar esto primero.

Los tablones y una serie de tuercas fueron ajustadas en una esquina a lado de la puerta, primero siendo sumergidos un par por debajo del piso donde las colchonetas no lo cubrían. No daba la impresión de ser algo importante y la forma por demás simple, se veían más interesantes los aparatos en el costado de la habitación. Esto a simple vista eran un montón de tablas ajustadas unas entre sí, Aldaír vuelve al cuarto de las cajas y al regresar trae una cuerda gruesa.

Al atarla de forma que queda un rectángulo en una de las caras del tablón procede a bajar su postura, con las piernas forman una U inversa casi perfecta. Con una mano mide la distancia entre su cuerpo y el tablón, en un movimiento devuelve la mano con la que mide y su 2da que estaba en su costado golpea. Un sonido fuerte se produce en seco, sin duda el golpe fue realmente fuerte pero los tablones no se rompieron a pesar de ello. La distribución de la fuerza se distribuye era amortiguado por las tablas en su nivel más bajo.

Poco a poco la joven empieza a entender las posibles causas de tantas cicatrices en el cuerpo de su señor. El misterio de la habitación inferior y el uso de la llave fueron revelados sin siquiera haberlo intento descubrir, y de ello como el físico que posee a su vez. Era una vista un tanto hipnótica para ella, pues estos son los últimos momentos juntos al hombre que le ha tratado tan bien y sin pedir nada a cambio – no es que él no sacara nada de ella, claro está –.

Continuaron con sus labores, empacando varias cosas dentro de los autos de Madame y Annie. En algún momento los dos amos volvieron a la casa para atender un asunto importante y al poco tiempo de regresar An´ fue llamada para entrar mientras que Madame recargaba gasolina a su auto.

Dentro Aldaír esperaba sobre las escaleras, vestía el mismo pants gris y la camisa de invierno a juego con el que se despertó aquella mañana, el sudor de un trabajo ligero flotaba en el aire, aunque en un espacio reducido. Tanto An´ como su hermana ya no llevaban puestas ropas acostumbradas a las que les hacía vestir su señora, ahora que se iban y no habría tiempo de “jugar” durante el viaje de regreso se tomaba como innecesario hacerles vestir con látex u algún otro material por demás llamativo.

La piel negra, aunque maltratada por obvias razones, hoy en particular se notaba hermosa en su vestimenta gracias al contraste entre los colores de su piel con el de la ropa. Casi añoraba seguir vestida así, tacones negros de tacón bajo, medias rosas gruesas, camisa de manga larga tipo invernal semi transparente a juego con las medias y un vestido con final de falda a color negro, llevaba un detalle en la zona del busto color rosa.

Solo compartía una parte de la vestimenta con su hermana, un collar negro con pinchos metálicos y una luz roja que bajaba en una 2da parte del collar tocando parte de los trapecios. El objetivo de esta parte de la vestimenta era un rastreador GPS que por razones de seguridad la mayoría, por no decir todos, de quienes portan este tipo de propiedades les colocan para evitar los posibles intentos de escape o perdida en lugares fuera de su control habitual.

La razón de su llamado no era más que dar unas últimas palabras sobre lo que han vivido en todo este tiempo. Fuera de la vista de su señora, estando a lado de Aldaír podía palpar un deseo de quedarse a su lado y mayor aun el de desearlo a él. ¿Cómo podría no cambiar si el trato al que pasaba por años de forma abrupta fuese cambiada sin más?.

Ambos se acercan, sus rostros pueden sentir el respirar del otro, An´ percibe el olor de sudor sobre el cuerpo de Aldaír lo que le hace recordar aquella primera noche. La sensación de unos brazos rodeándole en un principio para luego bajar y arremeter en sus caderas, los espasmos, el cambio de fluidos corporales, había tanto que apreciar de sus momentos. Ahora todo eso parece ser un sueño que nunca volverá a pasar, la realidad es demasiado amarga como para tragar saliva así que prefiere tomar lo que le queda de tiempo junto a él.

Le abraza con intensidad y mientras posa su cabeza sobre el pecho de él no puede evitar seguir tocando su espalda mientras intenta llenarse de su aroma, su sentir, su tacto, su palpitar… si tan solo existiera una forma de quedarse con todo eso para no lamentarse después de que se vaya. Él le toma del cabello y procede a hacer surcos sobre el, dicha sensación al ser la misma que en su primer encuentro no dejó de hacerlo en los días siguientes así la oportunidad sea mínima. Sus ojos se humedecen y respirar profundo.

Se muerde los labios y aprieta la camisa de su señor, la respuesta es devolver su mismo abrazo. La diferencia de estatura no es tanta así que quedan a la par, quizá por la postura o el momentum ambos separan sus cabezas y mientras se miran fijamente a los ojos empiezan a dilucidar un beso. La cercanía es casi nula, apenas unos milímetros, la sensación previa al tacto y una ligera duda solo les hizo disfrutarlo más.

Daba la impresión de haber subido la temperatura, los brazos de Aldaír bajaron sobre las caderas de An´ y presionándola sobre sí mismo la hace suspenderse en el aíre mientras gira su cuerpo, dejándola contra la pared. Sus narices se tocan y la respiración agitada empieza anotarse, podrían llegar a avanzar esto al próximo paso, pero el sonido de un claxon les interrumpe su mundo aparentemente aislado.

Frente a la casa ya se habían terminado de preparar y con intención de dar una despedida apropiada alguna de las dos invitadas tocó la bocina de su auto para llamar la atención de ellos, avisando que la hora por fin ha llegado. Intentando cambiar de tema An´ divaga en una oración, haciendo entender que deberían de ir abajo para despedirse, sin esperarlo es interrumpida.

Una de sus manos es llevada a la cara de Aldaír y se dedican un momento de silencio, pasado eso toma su mano para colocarle un anillo de metal en su dedo anular. Dicho anillo llevaba una especie de piedra que le rodeaba, conforme se adentra la piedra se torna de un color azul oscuro.

No se pronunciaron más palabras entre ellos, tan solo avanzaron juntos hasta llegar donde las demás. En las afueras, con una lluvia que amenaza con tocar terreno en las lejanías Madame se precipita a despedirse de Aldaír con un beso, y él no se niega a ello, pero se vieron separado por Annie que intenta lo mismo.

Surge un intercambio de palabras que prevén una discusión próxima, ambas ceden tras recibir un beso en la mejilla cada una. Al final ni una ni otra consiguen lo anhelado, pero quedan satisfechas por la muestra de afecto, más propia de la de un niño que de un adulto – eso las hizo reír al unísono –. Era un gesto que entendían y tampoco es que buscarán manchar este recuerdo.

.- Bueno, el deber llama. Ven a visitarme cuando quieras…no, en serio ven cuanto antes, por favor. Te cuidas nene~ – Madame le toma de las mejillas con ambas manos, con algo de fuerza le agita hacia los lados –.

Fue la primera en irse. El motor de su Bentley resonó entre el silencio conforme bajaba la cuesta, Lily y An´Doll tomaron los asientos traseros desde donde veían por los lados del automóvil. La tierra al estar todavía humedecida termina siendo marcada por aquellas llantas, mayormente gracias a la ausencia de pasto en el lugar.

A diferencia de lo anterior, Annie se toma un poco más de tiempo en su despedida, de entre su conversación le da un papel previamente doblado con algo escrito. Antes de poder preguntarle para que era esta le besa para que no logré empezar la conversación. Apresurándose hacia el auto despide al resto de las chicas que se han pasado todo este tiempo en una fila tras Aldaír, dando un “adiós” con un brazo en alto.


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