El pasaje de avión y mi pasaporte yacen tres días sobre la mesa.
El aeropuerto permanece cerrado.
Se ha decretado estricto racionamiento de energía.
Hay escasa luz……Miro…sin ver a mi alrededor.
Me invade la oscuridad y el miedo al escuchar bocinas y sirenas que emergen por doquier.
Desde la ventana de mi departamento miro hacia el mar.
Horrorizado, contemplo los hongos atómicos.
El viaje final ha comenzado.
Con un grito mezcla de impotencia y de pena, exclamo:
¡ Finalmente…..LO HICIERON !
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