Anhelo tus playas abiertas como brazos, extensas e infinitas chocando en todos sus lados con el cielo pincelado.

Tu gente de tan variados tamaños y colores. Sonrisas y carcajada que contagian tus tardes con alegría.

Aroma a café tostado, tus sabores exaltados, el folclor de tus platillos, de la ropa y de tu ambiente.

El viaje que nunca hice, duerme entre los pliegues de tus contrastes y en las noches sueña con el deseo no cumplido de visitar ese rincón escondido de mi México querido.

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