Subiremos al coche y desplegaremos sus alas, perfectas en su ovalada forma. Nos elevaremos por encima de los iluminados rascacielos, demasiado distanciados del suelo de Madrid. Me dirás que deseas ir a las montañas del norte y ver el mar, a lo lejos. Yo desearé dormir en esa casa de madera tan linda, en la cual encendimos el fuego y bebimos un vino algo caliente mientras soñábamos con el futuro perfecto, con este día dichoso en el que tú y yo volvemos juntos aquí.

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