Aqui es donde debes empezar a promocionarte, dijo un día el Señor X a su amigo apodado «Corte ingles». Entonces éste, comenzó a hacerse conocer por todo el mundo y ganó gran presticio entre las reconocidas empresas internacionales. Se encontró una vez con otros conocidos amigos, que competían entre sí por ser los mejores. Eran algunos, italianos, otros españoles, algunos franceses, otros turcos, etc. No dijo nada, se mostró respetuoso y elegantemente majestuoso. No tenía nada que criticar, ni decir, ni condenar. Su ejemplo hablaba por sí mismo. -Solo el que quiere la fama, debe ganársela, -repetía sin deseos de herir a nadie.-El glamour, el buen gusto y la elegancia, son mi estilo y me gustaría que eligieras lo mismo,-les hablaba a sus contrincantes, que celosos y admirados por su apariencia de nobleza y sofisticación, los conquistaba a todos los que lo rodeaban. Un día, «Corte Ingles» quedó sin fama, sin dinero y sin aplausos. Pero no se hechó al abandono, ni se desanimó. Pidió ayuda a sus amigos, quienes lo admiraban y éstos sabían que era amable y de buen nombre, por eso optaron por salvarlo de la miseria y la pobreza. Lo vistieron con sus ropas, las mejores que tenían, provenientes de toda clase de lugares y de distintas modas. Él agradeció la atención y los detalles expresados hacia su persona y dijo así: me alegro de poder llevar las ropas de mis amigos, me faltan las mías, pero éstas son más hermosas, porque provienen de corazones dadivosos y compasivos. La magia del esplendor volvió a aparecer en «Corte Ingles» y nadie se daba cuenta de que sus ropas eran de otros cortes amigos. Ningún competidor hasta ahora, se atrevió a superar al mencionado querido «Corte Inglés», porque con simpleza o extravagancia, sabía ser elegante y agradecido en todo tiempo. Un cartel en su nuevo negocio decía: aprecia lo que tienes y dale el valor adecuado a lo mas importante que, es lo que sale de tu interior, siempre que sea con amor, con honestidad, con buenas intenciones y completa solidaridad.

Los negocios de «Corte Ingles»prosperaron con mucho éxito y estabilidad y no precisaba competir con sus conocidos, porque era el mejor.

Cierto día, llegó el Señor X a su oficina. Éste era quién le había dado el secreto de su fama a «Corte Ingles» y le dijo que alguien estaba ganando prestigio en todo el mundo y se hacía famoso, sobrepasando su empresa, y usando sus modelos y su estilo. Esperando el Señor X que «Corte Ingles» se enfadara y se enfureciera, no profirió palabra alguna ni de soberbia ni de enojo. Dijo simplemente, -me alegro de que toda persona progrese y tenga el éxito que yo tuve. -¿Porque voy a enojarme si ya tuve lo que quice y me fue muy bien?.-Es hora de que otro tome mi lugar. Entonces, el Señor X, le dijo que no estaba pensando claramente y que esa decisión de dar el lugar a un extraño, no era sino una equivocación y una gran tontería. Al final quedaría en la ruina, como le había pasado en un principio. -No me preocupa -dijo » Corte Ingles» con una sonrisa de despreocupación. -Solo quiero conocer a mi contrincante, para darle algunos consejos para su empresa y crezca en magnitud y en gran manera. El Señor X, había traído al competidor y estaba detrás de la puerta. -Entra,-dijo «Corte Ingles» con voz calmada. Entonces, el Señor X dijo: -pasa a ver al que estás arrebatando su empresa.-Lo conoces muy bien, dijo a «Corte Ingles» y le darás su merecido. Al entrar en la sala,»Corte Ingles» vió al joven, y no podía salir de su asombro. Era su propio hijo, el que estaba frente a él y no se lo había imaginado siquiera. El hijo lo miró y con mucha verguenza, bajó su cabeza con temor, pensando que su propio padre lo retaría y no le permitiría continuar con sus proyectos ambiciosos. Entonces ocurrió todo lo contrario. El padre «Corte Ingles», le tendió su mano, para saludarlo y al dársela, lo felicitó por su coraje y su empeño, en querer progresar y mejorar su carrera profesional de empresario, especializado en indumentaria. El hijo rompió en llanto y le siguió su padre, también el Señor X, soltó algunas lágrimas de emoción y todos juntos se abrazaron. Se felicitaron unos a otros y reían, por la forma en que habían reaccionado ante una situación que, no parecía tener solusión. Ahora lo que seguía, era escuchar las indicaciones del padre al hijo y éstas fueron las siguientes. -Hijo , todo lo mío es tuyo y no tienes que quitarme nada por la fuerza.Yo te doy todas mis empresas y te nombro sucesor del negocio, porque ya me siento viejo y no tengo muchas ganas de continuar, con el ajetreo incesante que demandan las negociaciones. El hijo, no podía creer lo que escuchaba, pero se sintió feliz y con un peso menos que, cargaba hacía tiempo en sus hombros. Solo quería pedirle perdón a su padre por no haber confiado en él y haber creído que él era estricto y negativo. Al recibir el perdón de su padre y el abrazo cariñoso, se dió cuenta de que él tenía mucho que aprender aún. Ahora, imitaría su ejemplo y seguiría los consejos que harían de él una gran persona, exitosa en todos los aspectos. -Padre-le dijo-también lo mío es tuyo y seguiremos juntos este negocio, porque uniremos nuestras fuerzas y experiencias, sabiduría y conocimientos. -Estoy totalmente de acuerdo, dijo el Padre «Corte Ingles» y nombró a su hijo director, de las empresas internacionales, llamándolo con el apodo de «Corte Ingles Juniors», para que lo reconocieran como el hijo de «Corte Ingles», quien supo llegar lejos con humildad y trabajo constante. Ahora, todos conocieron la historia que había acontecido en ese pequeño recinto, pues el mismo hijo, la dió a conocer. Su empresa creció el doble que la de su padre y se duplicaron sus ventas y sus ganancias, en todas las sucursales repartidas por el mundo. El cartel que había puesto el padre, en el negocio, lo volvió a colocar su hijo, agregando algunas palabras más : aprecia lo que tienes y dale valor a lo más importante que, es lo que sale de tu interior, siempre que sea con honestidad, buenas intenciones y solidaridad. Gracias a mi padre, aprendí que también hay que valorar lo que los demás tienen, es de buena educación, y al recibir los consejos de los sabios, es más aún, la mayor grandeza, que todo ser humano debe poseer y es el principio de toda buena empresa. -Gracias Papá por hacerme entender que, debí confiar en tí porque, lo tenía todo en casa y no valoré tus consejos, al principio. -Ahora, reconozco mis fallas y puedo decir que, lo que tengo es gracias a tí y lo mas importante es que, me has dado la vida. -Engrandeceré tus empresas, para que te sientas orgulloso de mí, aún yo sabiendo que, me amas como soy, no importa lo que tenga o no en mis bolsillos. Mil gracias querido papá «Corte ingles» por tu gran amor. Así terminó el texto del hermoso cartel y los negocios continuaron por muchos años más, mientras que todos disfrutaban de la buena dispocisión del padre, del hijo y del Señor X que, reconociendo su altivez de espíritu, fue humilde, ayudando siempre a los miles de colaboradores, repartidos por todo el mundo, para llevar adelante dichas empresas, llenas de prosperidad y sobre todo, lo más importante, de amor y comprensión, para con todos los que se acercaban a la familia maravillosa de «Corte Ingles».

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